Intento conservar como originariamente eran los aromas y sabores en mi casa, como yo los recuerdo.
A uno de esos recuerdos están vinculadas las castañas, sobre todo cocidas, "asás" en una olla con agujeritos y con mucha sal hechas en la hornilla de carbón de mi abuela y "roer" las castañas pilongas, por muy duras que estuviesen.
En Málaga antes de la llegada de la patata en el siglo XV, las castañas, abundantes en nuestros bosques, se comían de todas formas, era un ingrediente básico en nuestra dieta; ya en Octubre, muy al principio del otoño, Málaga huele a castañas “asás”; recogerlas es un trabajo lento, laborioso y muy duro, agachados en el suelo, las personas que se dedican a ello realizan un arduo trabajo separando los erizos del sabroso y pilongo tesoro: las castañas.
La imagen del sur, árido, seco y castigado por el sol se desvanece en la exuberante Sierra de las Nieves, en el corazón de la Serranía de Ronda.
En la alta montaña de profundos barrancos, espectaculares tajos y desfiladeros , son frecuentes las precipitaciones y la formación de nieblas, abundan grandes bosques de quejigo y de pinsapos.
En altitudes más bajas encinas, alcornocales, algarrobos y castaños nos hacen disfrutar de una explosión de colores del bosque otoñal.
El castaño más venerable de todos se encuentra en Istán: el castaño santo, llamado “el abuelo del bosque”, ya que se calcula que tiene mil años.
Muchas son las recetas malagueñas donde tan riquísimo fruto aparece y quizás gran olvidado hoy en día.
En “Mi cocina” siempre hay castañas “pilongas” secas o en conservas.
Hace unos dias visitaba el blog de Nenalinda, que desde un rinconcito de Orense, revolotea en su cocina como una mariposa dándole un color especial y muy personal a todas sus recetas, y vi un flan de almendras que hizo en microondas realmente espectacular, me encanta visitarla.
Tome nota y llegué a casa dispuesta a probarlo, abrí mi alacena y las castañas me llamaron mi atención, me obligaron a cambiar las almendras que tenía anotada en la receta; otro detalle es que no cocino en el microondas absolutamente nada, y usé el horno, pero seguí los pasos de mi amiga Nenalinda.
¿Cómo lo hice?
Poner las castañas pilongas (secas y peladas) en remojo el día anterior, una vez reblandecidas secarlas bien y en la minipimer (robot de cocina) hacerlas polvo.
Mezclar medio bote pequeño de leche condensada con la yema de dos huevos, añadir las castañas en polvo (unos cien gramos) y un vaso de leche (puse semidesnatada), mezclándolo bien.
Montar las claras a punto de nieve, que quede bien espesita, una vez lista agregar a la mezcla de leche, castaña y huevo con movimientos envolventes.
Caramelizar un molde (usé caramelo ya preparado).
Echar la mezcla en el molde y hornear al baño maria, precalentando el horno previamente a 180º, durante unos quince minutos.
Dejar enfriar y desmoldar.
Por cierto, no dejen de visitar y revolotear en http://siguiendoanenalinda.blogspot.com y verán su flan de almendras... e infinidad de estupendas recetas.