El flan de huevo es uno de los postres más populares de España, presente en los hogares y los menús del día de bares y restaurantes.
Ofrece una solución rica y económica para completar una deliciosa comida. El postre, como último plato que se sirve, debe dejarnos un buen recuerdo.
El flan de huevo receta de la abuela, el clásico por antonomasia, nos devuelve de algún modo a nuestra niñez, y no hay quien se atreva a resistirse a su fina textura y sabor dulce a la par que delicado.
En la Antigua Roma se empezó a fraguar un gusto especial por la comida, siendo cuna de los primeros gourmets; finos paladares que buscaban exaltar los sentidos a través de la comida.
Fue Marco Gavio Apicio, en el siglo I, quien ayudó a popularizar esta receta.
Es probable, que incluso antes, el llamado tyropatina, fuera una aproximación bastante precisa del flan de huevo.
Sin embargo, la receta de Apicio, recoge de forma precisa los ingredientes y la técnica, mencionando un postre a base de leche, miel y huevos, que han sido cocinados a fuego lento en una especie de olla de barro.
Más adelante, en la Edad Media, el flado, que hacía referencia al flan de huevo, fue un producto de gran lujo, destinado a la nobleza, que gustaba de servirlo en fastuosos banquetes, tanto en modo dulce como salado, sirviendo como acompañante.
Desde entonces, el flan como postre vivió una eclosión sin precedentes, atravesando todas las fronteras conocidas, y reformulándose con otros añadidos; sin perder de vista sus orígenes, y el huevo como invitado principal.
Cómo hacer flan de huevo casero receta de la abuela
Aprender a elaborar un rico flan de huevo casero no esconde demasiados misterios:
Ingredientes básicos, una técnica, la del baño maría, muy sencilla, y eso sí; una materia prima de calidad, o sea, unos huevos camperos frescos y nutritivos.
¡A por ello!
Ingredientes:
Leche entera de vaca 500 ml.
Azúcar blanquilla 100 g.
Huevos L 4 unidades
Vaina de vainilla 1/2
Azúcar blanquilla 80 g. (caramelo)
Agua mineral 1 cucharada (caramelo)
Gotas de limón (caramelo)
Elaboración:
Empezaremos esta receta de flan de huevo casero poniendo a hervir la leche en un cazo junto a la media rama de vainilla. Puestos a realizar un flan gourmet, sería interesante encontrar vainilla de Madagascar, que posee un aroma único, dulzón y con reminiscencias al ron. El aroma de vainilla puede ser un sustitutivo económico y práctico, pero huele y sabe un poco artificial. Añadiremos también el azúcar, que deberá disolverse por completo en la leche. Apagaremos el fuego y dejaremos infusionar unos minutos.
Entretanto, podemos ir marchando el caramelo. Es cierto que en el mercado también encontramos caramelo preparado, aunque elaborarlo en casa es sencillo y económico. En un cazo pequeñito o reductora, ponemos el azúcar, las gotas de limón y la cucharada de agua. Pondremos el fuego a temperatura media - baja, para poder controlar el punto exacto. El color dependerá de nuestras preferencias, pero siempre es mejor quedarse corto, en un color tirando a ámbar, que pasarse, o corremos el riesgo de que amargue.
Dispondremos cuatro moldes para flan, e iremos salpicando el fondo con el caramelo. ¡Mucho ojo! Quema de lo lindo. Tomad precauciones especiales cuando preparéis caramelo. Al mismo tiempo, como es posible que nuestro cazo tenga restos pegados del caramelo, lo llenaremos de agua y pondremos a hervir a fuego alto, así conseguiremos lavar más fácilmente el recipiente.
En un bol aparte echaremos los huevos, y los batiremos, sin llegar a formar espuma, simplemente realizando movimientos suaves con una varilla que consigan integrar y homogeneizar las claras y las yemas. Nos cercioraremos de que la leche ya se ha templado, o de otro modo, al mezclarla con los huevos, estos se cuajarían de inmediato y arruinaría nuestro postre. La filtraremos para evitar que caigan trazas de la vainilla al flan.
Agregaremos los huevos a la leche, poco a poco, sin para de remover, hasta conseguir una mezcla totalmente homogénea, sin aire ni burbujas, que si bien no estropearían el flan, si podrían afearlo, y también es interesante que quede vistoso de cara a los comensales. Una vez preparada, iremos repartiendo la mezcla de forma equitativa en los cuatro moldes, tratando de no rebosar.
Al mismo tiempo, iremos calentando un litro de agua, que servirá de baño maría. En una fuente refractaria para horno colocaremos con delicadeza los moldes. Seguidamente, verteremos el agua caliente alrededor, vigilando que no salpique a la mezcla. Deberá cubrir al menos hasta la mitad de los moldes, para conseguir un baño maría perfecto.
Precalentaremos el horno a 150º, con calor arriba y abajo, sin aire, e introduciremos la fuente a una altura media, sobre una rejilla. Los cocinaremos durante unos 35 minutos, tiempo suficiente para que hayan cuajado. Al igual que haríamos con un bizcocho, introduciremos un palillo para asegurarnos de que están perfectamente cocinados.
Retiraremos del horno, y atemperaremos en el exterior hasta que equilibren su temperatura con la del ambiente. Sin desmoldarlos, los refrigeraremos al menos dos horas antes de su consumo, bien tapados con film transparente, ya que es como cualquier postre láctico, es proclive a quedarse con los olores que tiene a su alrededor.
Cuando vayamos a consumirlo, tan solo tendremos que desmoldarlo. Como sugerencia de presentación, podemos añadir a un lado del flan, un poco de nata montada (crema de leche), e incluso alguna mermelada de fresa o frutos rojos. ¡Le va genial!
¡Buen provecho!
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