En esta ocasión, os traigo un postre sin alardes, el clásico y tradicional flan de huevo en Thermomix; atemporal, sencillo y económico.
No hay menú del día que no sucumba al discreto encanto del flan de huevo, que nos retrotrae a un pasado mejor, evocando recuerdos en nuestra mente a través de su inconfundible aroma, delicada textura y sabor a yema con caramelo.
Hasta la llegada del Imperio Romano, la alimentación se limitaba a cumplir con una función de mera supervivencia, sin que se hubiera desarrollado un gusto apreciable hacia el arte de cocina y degustar la comida.
Marco Gavio Apicio, una figura a la que me he referido en no pocas ocasiones, está considerado el primero gastrónomo de la historia, y fue el artífice al mismo tiempo de la popularización del flan, antaño conocido como tyropatina.
A decir verdad, no difiere mucho de la concepción actual de la receta del flan de huevo.
Se trataba de una mezcla a base de leche, miel y huevos, que posteriormente se cocía en una olla de barro a fuego lento.
La tradición flanera pervivió hasta nuestros días, viviendo un segundo resurgir en la Edad Media, con el flado, de donde toma su nombre. Además, esta preparación medró de alguna manera, dando lugar a preparaciones tanto dulces como saladas.
Durante decenios, dada la escasez de huevos, estuvo restringido a las mesas de las familias acaudaladas, convirtiéndose en un plato fundamental de la Cuaresma.
Cómo hacer un flan de huevo casero en Thermomix
Cocinarlo en nuestra Thermomix es la mar de fácil, y en contra de lo que pudieras pensar, no es necesario que pongamos en marcha el horno.
Nada de florituras ni aspavientos, tan solo ingredientes humildes, de la tierra. Con unos pocos productos que probablemente ya tengas rodando por la nevera y la despensa, darás forma a un extraordinario postre que gustará a toda la familia.
Aprenderemos además a elaborar el caramelo, así como el método a seguir en caso de que queramos finalizarlo en el horno al baño María.
Ingredientes:
Leche entera de vaca 500 ml.
Azúcar blanquilla 100 g.
Huevos L 4 unidades
700 ml de agua para el varoma
Azúcar blanquilla 80 g (caramelo)
Agua mineral 1 cucharada (caramelo)
Gotas de limón (caramelo)
Elaboración:
Primeramente, preparemos el caramelo, si bien es cierto que en los supermercados se puede encontrar caramelo líquido ya preparado. En casa sabrá mejor y resultará bastante más económico. En una sartén antiadherente pondremos el azúcar, la cucharada de agua y unas gotas de limón. Coloca el fuego a intensidad media - baja, y remueve con un cucharón hasta que el azúcar se disuelva.
Comenzarán a surgir unas burbujas en la superficie, al mismo tiempo que el caramelo torna en un color ámbar. Aquí es vital que no lo mareemos mucho, o al menos no con la cuchara, siendo recomendable que lo meneemos con un juego de muñeca agarrando la sartén por el mango. Antes de que coja un color demasiado oscuro, apártalo y resérvalo para más tarde.
Seguidamente, en el vaso de la Thermomix, incorporaremos la leche, los huevos y el azúcar, mezclando durante 10 segundos a velocidad 4. Prepararemos cuatro moldes individuales, los cuales deberán bañarse con el caramelo. Echaremos cantidad suficiente en la base, y los iremos girando sobre sí mismos para que este impregne no solo la base, sino también las paredes.
En su defecto, si no nos gusta andar jugando con moldes tan pequeños, por una cuestión de practicidad, en el varoma cabe un molde grande de hasta 1 litro, de silicona o aluminio. Tras agregar el caramelo, verteremos la mezcla del flan en los moldes, vigilando que en ningún caso lleguen a rebosar. Los cubriremos completamente con papel de aluminio, y encima, papel de cocina, para absorber el vapor.
En el vaso colocaremos los 700 ml. de agua, preferiblemente mineral, ya que como sabrás, la cal se instala en cualquier sitio y acabe por carcomer los electrodomésticos. Colocaremos el varoma en su posición sobre la tapadera con las flaneras o flanera en su interior. Programaremos 40 minutos, función varoma a velocidad 1. Comprobaremos si están listos pinchándolos con un palillo.
Suelen consumirse fríos, por lo que recomiendo dejarlos a atemperar y luego refrigerarlos al menos un par de horas antes de su consumo. Si quisiéramos cocerlos al baño María en el horno, colocaríamos el agua en una fuente refractaria e introduciríamos en ella los flanes previamente tapados con papel de aluminio. Precalentaríamos el horno a 180 º, calor arriba y abajo.
Meteríamos la fuente a altura media sobre una rejilla, y contaríamos unos 50 minutos. Ambas opciones son perfectamente válidas, aunque el horno le da un toque más rústico. Como sugerencia de presentación, os propongo coronarlo con una guinda, acompañándolo de nata montada (crema de leche) o, incluso una rica bola de helado, que sin querer abusar de originalidad, podría ser de arroz con leche.
¡Qué aproveche!
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