Que las frutas y verduras no saben a nada es una idea en la que coincide la gran mayoría de consumidores. A pesar de que se nos presentan en los comercios con un aspecto tan perfecto, bonito y brillante que pudiese parecer que han sido hechas con un molde, a la hora de la verdad, cuando nos las metemos en la boca, nos damos cuenta de lo decepcionante e insípido de su interior. Hubo un tiempo en el que la fruta y verdura se seleccionaba atendiendo a criterios organolépticos, en la actualidad, por desgracia para el consumidor, los criterios han cambiado. Da igual que compremos verdura y fruta de mayor o menor precio, o que pidamos al comerciante que nos venda las mejoras, al final, la pregunta que se hace el consumidor en todos esos casos es la misma: ¿dónde ha ido a parar el sabor? Compartimos con vosotros los resultados de un estudio, llevado a cabo por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), en ciudades como Madrid, Valencia, Sevilla y Barcelona.
En el estudio se probaron 350 kilos de verduras y frutas variadas compradas en comercios de las mencionadas ciudades; pera conferencia, manzana golden, naranjas, plátanos de Canarias, lechugas romanas y tomates daniela. Además, se sometieron también a análisis otros aspectos de los 54 comercios que han participado en el estudio, entre otros; disponibilidad de productos, el etiquetado y apariencia de estos y la atención al público.
Tras catar las variedades seleccionadas, la OCU solo apreció cierto sabor en 5 de cada 100 frutas. Pero, además, y lo que empeora aún más el asunto, es que 1 de cada 4 piezas presenta una textura y sabor extraños, como una pulpa arenosa, que en ocasiones pueden ser debidos a una recolección muy temprana, cuando el producto aún está verde en el árbol. Estos defectos en textura, y este nulo sabor, se presentan de manera más marcada en peras y tomates.
Esta situación no contribuye en absoluto a que se produzca un aumento en el consumo de estos alimentos, con lo que el consumidor deja de ingerir la gran cantidad de minerales, vitaminas y fibra que se encuentran en la mayoría de frutas y verduras. Y es este un aspecto a destacar, ya que en países como España el consumo, que ronda los 280 gramos por día, está muy por debajo de la cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud, que se sitúa en torno a los 400 gramos diarios (sin tener en cuenta las patatas).
Antes de concluir este artículo, nos preguntamos; ¿qué ha sido del sabor del que antes gozaban frutas y verduras? Las variedades que se cultivan en la actualidad crecen con mucha rapidez y tienen una mayor resistencia a las plagas y al transporte. Todas estas cualidades son sin duda muy valiosas a la hora de llevar a cabo el proceso de comercialización, sin embargo, se han dejado de cultivar otras variedades que resultaban mucho más interesantes desde el punto de vista organoléptico. Además, en la actualidad, se lleva a cabo una agricultura intensiva que está alejada de practicas más naturales, y en la que se hace uso de invernaderos para adelantar las cosechas. Una de las prácticas más habituales es recolectar la fruta y verdura cuando aún está verde, para que éstas maduren en cámaras frigoríficas.
Desconocemos lo que el futuro nos deparará, pero, lo que está claro, es que si los consumidores no se quejan, las cosas irán a peor...
Imagen: Pixabay
Fuente: @ocu