Es una receta típica americana, ya que estas simpáticas galletas se basan en una leyenda un tanto bizarra. La historia cuenta como una anciana, deseosa de tener hijos, decidió un día hornear un pan de jengibre con forma humana. Al abrir el horno, el niño salió corriendo intentando huir de los ancianos, de unos segadores, de unos campesinos y de varios animales, retándolos con un “no me vais a atrapar”. Finalmente, un astuto zorro consigue engañarlo y acaba comiéndoselo. Así, tal cual. Aún seguimos pensando cual será la moraleja de tan esperpéntico cuento.
De todas maneras, siempre recordaremos a este hombrecillo por lo majo que fue ayudando a Shrek y a Fiona en sus aventuras, y mejor nos quedamos con este recuerdo y no con el anterior.
Aunque los ingredientes puedan parecer muchos, el resultado siempre sale bien. Hay dos versiones, las galletas de pan de jengibre (más gruesas, por tanto crujientes por fuera y blanditas por dentro) o las galletas de jengibre (mucho más finas y totalmente crujientes), a gusto del consumidor. Una buena opción es hacer mitad y mitad, en dos horneadas, para poder degustar las dos.
Además, es una receta vegana.
INGREDIENTES
600 gr de harina
250 gr de azúcar
75 ml de agua
75 ml de miel de flores
150 gr de margarina
1 cucharada de canela molida
1 cucharada de clavo molido
1 cucharada de jengibre
2 cucharaditas de cardomomo
1 cucharadita de carbonato sódico
ELABORACIÓN
– Llevamos el agua junto con la miel y el azúcar a ebullición, y apartamos del fuego. Añadimos la margarina y removemos hasta que esté derretida por completo y reservamos.
– Tamizamos y juntamos todos los ingredientes secos en un bol, y le añadimos el sirope.
– Amasamos hasta que quede una masa totalmente homogénea y no se resquebraje. Esta masa admite mucha harina, así que puedes ir echando si lo ves necesario.
– Envolvemos la masa en papel film y la dejamos unas horas en la nevera (o una noche, e incluso varios días).
– Precalentamos el horno a 180º y mientras, aplanamos la masa con un rodillo hasta alcanzar un grosor de 2 mm (para las galletas crujientes) y unos 3-4 mm para las galletas de pan de jengibre.
– Horneamos de 8 a 10 minutos, o hasta que veamos que cogen un color tostado.
– Dejamos enfriar sobre una rejilla y guardamos en un bote metálico. Lo bueno de estas galletas es que pueden durar mucho tiempo, si no nos las comemos antes.
Finalmente, si se quiere, puedes decorar las galletas con glasa real de colores y darle un toque más animado. Buen provecho y feliz final de año, que ya no queda nada!
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