A nosotros nos encanta y lo tomamos de muy distintas maneras; picado en la ensalada, en cremas y sopas, e incluso dulce. Recordáis nuestra receta de “Jengibre Confitado“? pues estas galletas son una auténtica delicia. Bastante dulces y muy aromáticas, ¡no puedes dejar de probarlas!
Ingredientes:
200 gr. de harina de repostería.
1 sobre de levadura química.
100 gr. de mantequilla.
3 cucharadas de miel.
pizca de sal.
1 cucharada de pasta de jengibre.
1/2 cucharadita de canela molida.
azúcar para espolvorear.
Empezamos poniendo en un bol la harina tamizada, el sobre de levadura, la mantequilla y una pizca de sal. Amasamos con las puntas de los dedos hasta obtener una textura de miga de pan (como si estuviésemos haciendo masa quebrada).
Añadimos las tres cucharadas colmadas de miel, la canela, la cucharada de pasta de jengibre y amasamos todo hasta obtener una masa bastante dura y que se desune un poco. Si vemos que se quiebra demasiado, añadimos 1 cucharada de agua y amasamos unos minutos más. Dejamos reposar la masa durante un rato en la nevera.
Hacemos bolitas, ayudándonos de 2 cucharas, con la masa y las vamos dejando bien separadas en una bandeja de horno tapizada con papel de hornear.
Aplastamos cada bolita con el culo de un vaso y las adornamos. Si tenemos un sello para galletas es perfecto pero si no lo tenemos también podemos hacerles uno o varios círculos interiores utilizando las bocas de distintos vasos.
Finalmente espolvoreamos cada una de las galletas con un poco de azúcar e introducimos la bandeja en el horno, precalentado a 180 º C, y dejamos que se cocinen durante 10 o 12 minutos.
Las galletas crecen en el horno por lo que tenemos que tener la precaución de dejarlas bastante separadas unas de otras.
Cuando veamos que tienen un bonito color dorado es el momento de sacarlas de horno.
Podemos tomarlas con lo que más nos guste pero, son perfectas con un té negro a media tarde.