Recuerdo que la primera vez que preparé estas galletas, mi hija mayor contaba con apenas 5 años, y cómo le gustaban, nos poníamos a hacerlas muy seguido, en verdad no sé por qué se me fue olvidando esta receta, hasta hace unos días que ella, quien cuenta con 20 años de edad, me dijo, que cuándo las preparábamos, que se acordaba también de cuando le preparaba muéganos en forma de osito y los bañábamos con la miel de piloncillo.
Así es que le quise dar la sorpresa y preparar por lo menos en esta ocasión, estas galletas tan sencillas y que tanto disfrutaba. Les puedo decir que ahora que las comió la mas pequeña de mis tres hijas, quien curiosamente cuenta también con 5 añitos de edad, quedó encantada, yo no sé qué es lo que tienen estas galletas que fascinan a los pequeños, y bueno, a los grandes también, y en verdad no llevan muchos ingredientes, y en un ratito las preparas, además de que son extremadamente económicas. Con decirles que mi pequeñita ya quiere que todos los días se las prepare para comerlas con un gran vaso de leche.
Ingredientes:
1 Pieza de Piloncillo (o melaza si no consiguen el piloncillo, aproximadamente 3/4 de taza)
La cáscara de una naranja
2 Tazas de agua para la miel
1 Raja de Canela
3 Tazas de harina de trigo común
1 Cucharada sopera de polvo para hornear
1 Taza de manteca vegetal (puedes utilizar también mantequilla o margarina) prefiero la mantequilla pues les da un rico sabor.
Agua la necesaria para barnizar
Procedimiento:
Preparamos primero la miel de piloncillo, sólo hay que poner a hervir el piloncillo con las dos tazas de agua, la cascara de naranja y la raja de canela, debe hervir y espesar un poco, no demasiado, pero tampoco debe quedar muy líquida. Cuando está lista la miel, la dejamos enfriar y la colamos.
Cernimos el harina con el polvo para hornear, o la despeinamos como decía una nana que tuve de pequeña, y mezclamos la manteca, en esta ocasión fue lo que utilicé, manteca vegetal, a mi me gusta partirla con la raspa hasta formar pequeños granulitos de manteca cubiertos de harina, es decir, que quede arenosa toda la harina con los pequeños trocitos de manteca o materia grasa.
Agregamos un poco de miel de piloncillo y mezclamos, no la agreguen toda, pues en ocasiones no es neceario usar toda la preparación, depende también qué tan espesa la hayan dejado, agreguen de poco a poco y mezclen y cuando vean que forman una masa manejable y suave, estará lista, pueden utilizar el sobrante para múltiples postres, o para bañar un poco de las galletas cuando las sirvan, en realidad es muy rica, o cocinar un trozo de camote en el horno hasta que este suave y lo bañan con esa miel de piloncillo deliciosa y verán qué rico!!
Continuando con las galletas, cuando obtenemos una masa suave y tersa la extendemos sobre una mesa enharinada con la ayuda de un rodillo, también enharinado, las puedes dejar de grosor que desees, a mi me gustan como de 5 milímetros de grueso, aunque algunas quedarán más delgadas, sólo procuren colocarlas en la charola en la parte del centro para que no se doren tanto, aunque es rico que queden unas más doraditas que otras, pues por ejemplo, yo tengo aquí en la casa a quienes les encantan doraditas, y a quienes les encantan no tan doraditas, total que así apapacho a todos.
Acomodamos las galletas cortadas en charolas, no es necesario engrasarlas, pues la masa ya contiene suficiente materia grasa. No las peguen demasiado, pues tienden a crecer un poco.
Calentamos el horno a 175 grados centígrados y antes de meter al horno la charola con las galletas, empapamos nuestros dedos con un poco de agua purificada y barnizamos las galletas, suena raro, pero quedan muy bien, cuando no las humedezco la masa queda un poco mas esponjada y menos brillante, es cuestión de gustos y de que hagan la prueba a ver cuál acabado les gusta más.
Notarán que al tener tan pocos ingredientes y tan sencillos, son muy económicas y además resultan ideales para adornar con glaseado de limón, al tener una textura crujiente y no ser tan delicadas, sólo al momento de extender la masa y colocarla en las charolas puede ser que la noten delicada esta masa, pero ya horneadas verán que no se rompen tan fácilmente, por eso son ideales para decorar, aunque así solitas saben muy ricas. Eso sí, no busquen un sabor muy sofisticado, son unas galletas que bien podría decirles que son la versión de las galletas de animalitos casera. Espero que les guste.