Son sencillísimas de hacer y se disfrutan desde el momento en que se meten en el horno pues la casa se impregna de un irresistible olor a azúcar y mantequilla.
Llama a la familia, prepara té para todos y disfrutad de ese rato mientras se enfrían, de ese aroma a hogar, a esperanza, a Navidad.
Ingredientes:
240 gr. de mantequilla.
120 gr. de azúcar glas.
240 gr. de harina de trigo.
120 gr. de harina de maíz.
pizca de sal.
Ya os he comentado que esta receta es muy sencilla, lo único de lo que debéis preocuparos es de que los productos que utilicéis sean de excelente calidad. Nada de cambiar mantequilla por margarina ni escatimar azúcar, entendido? Si seguís estas instrucciones puedo aseguraros que el resultado serán unas galletas deliciosas.
Tamizamos en un bol las harinas y en otro bol el azúcar.
Ponemos la mantequilla en un bol amplio y la sometemos a algo de calor hasta que tenga consistencia de pomada. Debéis tener cuidado de no aplicarle demasiado calor y dejarla líquida, es importante partir de la consistencia de pomada.
Cuando la mantequilla esté lista agregamos sobre ella el azúcar y mezclamos muy bien con unas varillas.
Cuando el azúcar esté integrado en la mantequilla añadimos las harinas tamizadas y mezcladas, una pizca de sal y amasamos con las manos hasta obtener una masa suave y algo quebradiza.
Calentamos el horno a 170 o 180 º C.
Extendemos la masa entre dos papeles sulfurizádos y ayudándonos de un rodillo hasta que tenga 1 centímetro de grosor y vamos cortando nuestras galletas como más nos gusten. Yo he utilizado un cortador de galletas bastante típico y luego, con un palillo, las he picado en los bordes a modo de adorno.
Las colocamos en una bandeja, las introducimos en el horno precalentado y dejamos que se cocinen durante unos 10 o 15 minutos. Tendremos que estar al tanto pues el tiempo de horno depende del grosor de las galletas y del horno. En cuanto veáis que adquieren algo de color podéis sacarlas. Deben quedar blanquitas.
Las colocamos en una rejilla y esperamos a que se enfríen del todo antes de disfrutarlas.
Esta masa puede guardarse, antes de hornearla, en la nevera durante cuatro o cinco días y hay quien dice que si lo hacemos las galletas quedan incluso mejor.
Si las haces y consigues que quede alguna se conservan estupendamente en latas metálicas.