El gazpacho es en esencia una sopa fría, que tradicionalmente se elaboraba con los excedentes cosechados de la huerta. Junto al salmorejo, es, posiblemente, el máximo exponente en Andalucia y España de este tipo de platos.
España puede presumir de ser el primer lugar del mundo donde se dio a conocer este platillo, hoy conocido y apreciado internacionalmente. Y, como muchos sabrán, Al-Ándalus es el epicentro indiscutible del gazpacho.
En sus orígenes, allá por el siglo VIII, prescindía por completo de hortalizas, estando compuesto únicamente por aceite, vinagre y agua, a lo que de manera excepcional se añadía ajo o almendras.
Por tanto, el ajo blanco se configura como el gazpacho primigenio.
Esta bebida siguió consumiéndose durante siglos por toda la cuenca mediterránea, especialmente en Andalucía.
Tras el descubrimiento de América, los españoles cargaron en las bodegas de los barcos un amplio abanico de hortalizas desconocidas en la península, como el pimiento o el tomate. La llegada de estos alimentos, supuso una revolución gastronómica sin precedentes, de la que se beneficiaron, entre otros platos, precisamente el gazpacho.
Históricamente, de manera más reciente, el gazpacho ha sido el sustento principal de los jornaleros andaluces, que tenían que aguantar durante extenuantes faenas la presencia impertinente del sol azuzante.
La carestía vivida en el campo durante siglos, daba como resultado un gazpacho andaluz, muchas veces desprovisto de sustancia, a base de pan seco y algún tomate estrujado. Según la temporada y ubicación, y de manera esporádica, se le añadía pepino y pimiento o, incluso, el aromático serpol.
Afortunadamente, en la actualidad, podemos disfrutar de una amplia despensa en la que tiene cabida cualquier producto.
La receta canónica más promulgada en las tabernas andaluzas incluye tomate, pepino, pimiento, pan, ajo, cebolla, aceite, sal y vinagre.
A nivel nutricional, hablamos de un alimento sencillamente excepcional, bajo en calorías y rico en antioxidantes.
Además, es un reconstituyente perfecto para esos calurosos días de verano, ya que ayuda a una correcta hidratación.
Ingredientes:
Tomate maduro 1 kg.
Pepino pelado 60 g.
Pimiento rojo 75 g.
Pan de hogaza 30 g.
Mayonesa 3 cucharadas
Aceite de oliva 0,4 º 90 ml.
Vinagre de Jerez 3 cucharadas
Cebolla 1 unidad
Dientes de ajo 3 unidades
Agua mineral 120 ml.
Picatostes 120 g.
Sal
Pimienta
Elaboración:
No cabe duda de que el tomate es el ingrediente principal del gazpacho, y precisamente por eso debemos ser muy selectivos a la hora de escoger una variedad adecuada, en el punto correcto de maduración. A modo de recomendación general, también deberemos priorizar que sea de temporada, ecológico, y como guía principal, que posea mucha carne y un bajo contenido de agua.
¿Qué tomates reúnen estas características? El tomate pera, por ejemplo, es la mejor opción si no queremos desembolsar demasiado dinero, ya que posee una pula abundante, compacta y de equilibrado sabor. Por otro lado, si estamos dispuestos a tirar la casa por la ventana, el tomate Raf sin duda hará las delicias de los paladares más exigentes. ¡Siempre bien maduros!
Preparar un apetitoso gazpacho en nuestra Thermomix no tienen ningún misterio. Introduciremos todos los ingredientes por el bocal del vaso, salvo el agua, el aceite y la mayonesa. Programaremos a velocidad 5 durante 30 segundos, y posteriormente, 3 minutos a velocidad 10. Finalizado el triturado, añadiremos el agua, el aceite y la mayonesa, programando 2 minutos a velocidad 10.
Muchos se sorprenderán de la inclusión de la mayonesa, pero os aseguro que le da una cremosidad al gazpacho inigualable, sin pervertir su sabor. ¡Pruébalo! Finalmente, serviremos en 6 vasos o cuencos individuales, que es la cantidad resultante si empleáramos las proporciones descritas en esta recta. Enfriaremos en la nevera durante al menos una hora.
Como sugerencia de presentación, os propongo que cortéis algunos vegetales en jardinera, idealmente, algunos de los que hemos empleado para la elaboración del gazpacho. Los picatostes son otro clásico añadido que suele gustar a todo el mundo. Sin olvidar el jamón ibérico en lascas o el huevo cocido, habiendo quien se atreve con encurtidos o un tartar de gambas.
Recuerda que es posible congelarlo en porciones individuales, por lo que es perfecto como receta de aprovechamiento. Si tenemos una huerta y nos juntamos con una ingente cantidad de tomates que corren el riesgo de pudrirse, podemos preparar un barreño de gazpacho y congelarlo en cubiteras o bolsas especiales para consumirlo durante todo el verano.
¡Qué aproveche!
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