La historia de cómo estos hojaldres entraron a formar parte de mi recetario es puro azar. A menudo, compraba queso mascarpone para añadirle un poco a la nata montada (crema de leche) y darle más consistencia. Y siempre me quedaba media tarrina de queso mascarpone en la nevera con la que no sabía qué hacer. Así que un día se me ocurrió improvisar y empecé a experimentar: primero con el relleno, luego con la forma, que si tartaletas, que si hojaldres abiertos... hasta que di con la receta a mi gusto, que es la que os traigo hoy. ¿Y qué os puedo decir del resultado? Que ahora compro el mascarpone expresamente para hacerme estos hojaldres, porque están de vicio.
¿Qué necesito? (para 16 uds.)
300 gr de pechuga de pollo
1 cebolla mediana
125 gr de mascarpone
1 cucharadita de curry
aceite de oliva
sal
1 huevo
2 planchas de hojaldre
¿Cómo lo hago?
Cortamos la pechuga de pollo en trozos pequeñitos y la cebolla en juliana fina y pequeña. En una sartén con un chorro de aceite de oliva, pochamos la cebolla a fuego lento. Cuando esté bien pochadita añadimos el pollo, sal y lo salteamos unos minutos a fuego medio. Cuando esté hecho el pollo, incorporamos el mascarpone y removemos. Por último añadimos el curry, rectificamos de sal si fuese necesario y dejamos que se haga un par de minutos más. Retiramos del fuego y dejamos enfriar.
Cortamos 8 círculos en cada placa de hojaldre. Disponemos los círculos inferiores sobre la placa del horno forrada con papel. Por otro lado, realizamos con un cuchillo unos cortes en forma de rayas paralelas a los círculos de masa que van a servir para cubrir cada hojaldre.
Colocamos un montoncito de relleno de pollo en el centro de cada círculo dispuesto en la placa de horno, dejando un borde que nos permita sellar y cerrar el hojaldre. Batimos un huevo y barnizamos el borde que hemos dejado en cada hojaldre, cubrimos con los círculos superiores y presionamos ligeramente con los dedos para sellar bien ambos círculos de masa.
Barnizamos los hojaldres con huevo batido y los horneamos a 180º durante unos 25 minutos, hasta que estén dorados. ¡Listos para comer!