Hace mucho tiempo que Valentina usa gafas graduadas y que oye a saltos, que duerme las horas de tres en tres en lugar de ocho seguidas, y que ha dejado en manos de sus hijos casi todas las cuentas, menos la que no ha quitado nunca de su cabeza: dos mil quinientos setenta y seis días con sus noches que han corrido por su piel y sus rabias sin que haya dejado de contar cada hora que su marido lleva lejos de ella. Cuando está sola, Valentina se acompaña con la música. Oye de todo, desde tangos y boleros hasta ópera pasando por lo último que suena en inglés que, aunque no lo entiende, la acompaña. Por las noches se ha acostumbrado a oír la radio, tanto que se queda dormida igual con un fado que con un tango que con una triste copla o con una emisora a la que la gente puede llamar para contar historias. A veces, la despiertan las penas de otros: un padre de familia que pide ayuda para encontrar trabajo, un joven al que el amor le dio un mal revés, una chica que lee versos de amor escritos por ella para su amante anónimo… Valentina sueña que una de esas llamadas la hace su marido y que en ella le habla de las flores que, en primavera, colocaba sobre su falda, de los labios entreabiertos jurándose amor eterno, de cómo se habían conocido, de cómo se habían amado, de cómo se habían despedido…
KUMATO KINDER
Ingredientes (3):
3 tomates: variedad kumato.
Relleno:
9 higos morados pequeños.
3 dátiles sin semilla muy picados.
5 nueces picadas finamente.
1/2 c.c de melaza de granada (o vinagre de Módena)
Aliño:
1 c.c de melaza de granada (sustituible por vinagre de Módena).
3 c.c de aove.
1/3 c.c de sal de apio.
1/3 c.c de comino molido.
Para decorar:
1/2 caqui persimón muy picadito.
1/2 tomate kumato sin piel muy picado.
Brotes de rábano.
Brotes de alfalfa.
Unas hojas de perejil fresco.
Elaboración:
En un bol mezclamos la carne de los higos con los dátiles (super picados) y las nueces (reservamos unas poquitas, muy pocas, para decorar los tomates). Añadimos la melaza de granada y reservamos mientras preparamos los tomates.
Ponemos a calentar agua en un cazo, cuando empiece a hervir escaldamos los tomates unos segundos y los sacamos para un bol con agua muy fría (para evitar que se caliente su interior así podremos pelarlos con facilidad. Una vez pelados los tomates,
con ayuda de un sacabolas pequeño, por la parte del pedúnculo, retiramos la pulpa del interior del tomate, procurando que no se nos rompan y los dejamos escurrir boca abajo.Rellenamos nuestros tomates con cariño y cuidado con la picada de higos, dátiles y nueces y colocamos sobre el plato de servicio.
Encima de cada tomate ponemos unas poquitas nueces picadas y una ramita de perejil.
Aliño: En un bol mezclamos muy, muy bien la melaza de granada, el aove, la sal de apio y el comino, con este aliño regamos los tomates.