El sur del sur es Málaga, en la blogosfera gastronómica Al Sur del Sur, es Reme una magnifica cocinera malagueña. Hace unos dias su blog de recetas cumplió cinco años, en éste periodo ha deleitado a quienes la visitan con las mejores recetas malagueñas.
Sigo su blog, desde hace dos años y en éste tiempo he podido comprobar que nos une la pasión por nuestra tierra, por su gastronomía y nuestras costumbres; si mal no recuerdo, somos más o menos de la misma “quinta” como se suele decir, nacimos en el mismo sitio, aunque no nos conocemos personalmente aún, cuando nos hemos escrito, he podido observar que los recuerdos de nuestra niñez y vivencias vienen a ser paralelos en lugares y en el tiempo.
Admiro a Reme y soy fiel seguidora de su buen hacer, no sólo de los platos tipicos malagueños, del resto de sus recetas, de como hace pan (tiene más de 70 recetas) y sobre todo de los pasteles y dulces, borda los borrachuelos malagueños, es una artista con el fondant, hace unas tartas que quitan el “sentío”; en definitiva es todo un referente de la cocina, una maestra que desde “Mi cocina” felicito.
Dicen que la cocina une a las personas, así ha sido en ésta ocasión, sin casi darme cuenta a través de “Mi cocina” llegué “Al Sur del Sur”.
No dejen de visitar y disfrutar con http://alsurdelsurblog.blogspot.com/
Es mi pequeño homenaje a éste blog malagueño, de los muchos y tambien muy buenos que podemos encontrar en la red y que a partir de ahora, voy a procurar paulatinamente hacer una entrada para cada uno, rindiéndoles un merecido reconocimiento, intentando hacer una receta de cada uno y hablar un poco de cada uno de ellos.
En ésta ocasión, preparé hace unas dos semanas éste lomo de cerdo a la miel y al vino moscatel que publicó Reme, al verlo le escribí indicándole que en mi frigorifico había un lomo entero pidiéndome a gritos que lo preparase como ella, así que seguí sus pasos.
¿Como lo hice?
Quitar la grasa a la pieza de lomo de cerdo (ésta pesó un kilo y medio aproximadamente) y Hacer cortes transversales (en forma de X) .
Cortar en láminas cuatro o cinco dientes dientes de ajo.
Con la punta de un cuchillo bien afilado, hacer unas pequeñas incisiones lo suficientemente grande para que entren las laminas de ajos y salpimentar.
Poner la carne en una fuente especial para hornear y echarle tres cucharadas soperas de miel de eucalipto por encima (en su defecto cualquier tipo de miel de flores).
Meter la fuente en el horno precalentado a 200º calor arriba y abajo durante 45 minutos.
A mitad de cocción, echar dos vasos de vino dulce malagueño, Pedro Ximenez y regar la carne con el jugo que va soltando procurando que no se quede seca.
Pasado el tiempo pinchar la carne para ver si está hecha por dentro, se sabe que está hecha cuando al pincharla el jugo que sale es clarito y casi transparente.
Sacar la bandeja del horno y retirar el jugo que ha soltado y echarlo en una cacerolita dejándolo reducir un poco para que espese (si se quiere espesar un poco más, diluir una cucharada de maizena en agua fria y echarlo en la salsa removiendo a fin de que no quede grumos).
Cortar la carne y salsear.
Con este post hago un homenaje a Málaga, a mi familia y a Reme que sé que le gustará tanto como a mi ésta maravilla de nuestra tierra: El cuadro, La Moraga.
No puedo describir el placer de recorrer el Museo Municipal de Málaga, éste museo situado a pie de la coracha, a los pies de La Alcazaba y quedar fascinada con un cuadro, un óleo de 3 x 3 metros, de magnifico pintor malagueño Horacio Lengo (1838 - 1890).
Es una estampa típica de Málaga, la sitúa en las playas de Bellavista, a la derecha el Monte San Antón, viéndose la bahía de Málaga al fondo, La Farola (el único faro del mundo femenino), la Málaga industrial con sus chimeneas en pleno rendimiento (finales siglo XIX), la literatura costumbrista de la época no dedica un episodio concreto a esta costumbre aunque sí se cita a propósito de narraciones de fiestas populares como la de ¡A pelar la pezuña!, del día de San Antón, en las playas de la Caleta, en donde la moraga era complemento de bailes y cantes flamencos en las ventas de la playa.
Y lo que más me gustó, los pescadores tirando del copo, los más “pudientes” sentados en el rebalaje, y los niños acurrucados al calor del fuego, preparando y asando sus espetos: una moraga, encima de las redes, la manta raya, la jibia, las sardinitas, los boquerones, se ven las conchas de las almejas y búsanos.
Ese día pensé ¿ser ía alguno de esos niños mi abuelo o quizás la niña con su toquilla cubriendo su cabeza mi abuela?
Así voló mi imaginación, por ello le pedí a un artista malagueño, un gran pintor , que me hiciese una copia (mucho más pequeña lógicamente) para tener y disfrutar cada día viendo tan magnifico cuadro.
El pintor: mi suegro.