LOS FALSOS MITOS DE LA PROTEINA
Cuando alguien opta por convertirse en vegetariano, lo primero que te preguntan es ?Y de donde vas a obtener la proteína??
Bueno, aquí es en donde se rompe el mito de la importancia del consumo de proteína con ya muchos investigadores, maestros, trofólogos, nutricionistas naturales, entre otros han comprobado que el cuerpo humano tiene la capacidad de formar sus propias proteínas a través del consumo de AMINOACIDOS libres que se encuentran en TODOS los insumos naturales: nueces, semillas, hojas verdes, frutas, vegetales, leguminosas, algas, cereales.
Cuando consumimos estos alimentos, nuestro organismo de manera sabia toma los aminoácidos libres en todos estos insumos y construye sus propias proteínas de acuerdo a las necesidades de cada organismo. El resto de los aminoácidos los utiliza en funciones específicas como la desintoxicación del organismo (arginina, ácido aspártico, cisteína, citrulina), en la correcta función cerebral ( taurina, tirosina, polina, glutamina, fenilalanina, ácido glutámico, asparagina) y en otras funciones como la restauración de piel, tejidos y órganos. El excedente de aminoácidos es liberado a través de los órganos de eliminación.
Y qué son las proteínas y cuál es su función?
Son macromoléculas orgánicas compuestas por aminoácidos. Su función principal es la construcción de tejidos. Muy importantes en etapas de desarrollo (infancia), en programas de regeneración (restablecer la salud) y para adultos que desean la construcción de músculos. Pero el cuerpo, dependiendo sus necesidades, sabe como construirlas, de acuerdo a los aminoácidos consumidos. Es decir, las necesidades del un niño son muy distintas a las de un adulto. Prácticamente, el organismo de un adulto construye mucho menos proteínas que un niño.
El consumo de proteína animal:
Cuando se consume proteína animal, se está consumiendo la estructura proteíca que en animal formó en su organismo con los aminoácidos que encontró en su alimento. Esta proteína ?de segunda mano? ingresa al cuerpo humano y el organismo tiene mucho más trabajo por hacer ya que la proteína animal no es compatible con la proteína humana. Las proteínas animales son mucho más grandes y complejas. El organismo tiene que descomponer la proteína para liberar aminoácidos y con los aminoácidos libres construir su propia estructura proteíca.
Resultado: metabolismo lento, digestiones pesadas, demasiada energía destinada al proceso digestivo, fatiga crónica, y todas las consecuencias del residual metabólico del consumo de proteína animal: exceso de colesterol de baja densidad, exceso de ácido úrico, así como la ingesta de todos los desechos del metabolismo celular presentes en los tejidos que el animal no pudo eliminar antes de ser sacrificado (toxinas). Creer que el cuerpo humano necesita de proteína animal es un paradigma hoy en día obsoleto.
El PROBLEMA REAL actual: El envenenamiento del organismo causado por el exceso de consumo de proteína animal.
Hay investigaciones muy bien documentadas (una de ellas del Dr. Lothar Wendt) quien desmostró que las proteínas ingeridas en exceso no solo provocan un aumento de los residuos nitrogenados y deficiencias de las vitaminas B, Niacina y B6, calcio, magnesio y otros minerales, sino que también obligan al páncreas a hacer un gran esfuerzo, al ser éste el órgano responsable de la fabricación de enzimas para la digestión de las proteínas. De hecho, muchos científicos consideran que la pérdida de la función pancreática es una causa fundamental del cáncer. Otros estudios revelan que no solo los atletas pueden entrenarse mejor para competencias internacionales y ganarlas con una alimentación baja en proteínas, sino que el estado físico de diferentes tipos de personas mejora considerablemente al comer menos proteínas de las acostumbradas (Universidad de Yale, Alemania y Viena).
Es por esto uno de los motivos por lo cual la dieta vegetariana, los alimentos crudos y a ser posible sin procesarla demasiado es la más adecuada para la salud.
Tener en cuenta que los vegetales de hojas verdes son los verdaderos constructores del cuerpo. Son nuestro verdadero alimento proteico, ya que contienen todos los aminoácidos que requerimos, brindándonos la fuerza adecuada y el material de construcción.
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