¡Demasiado presuntuoso el título! Porque salir a la primera, a mí, no me salieron. Aunque, la segunda vez fue cuando salieron estos que veis y, de no ser porque me quedé corta con el colorante, yo creo que están bastante aceptables.
De tanto leer sobre los macarons, tengo que reconocer que, les tenía miedo. Así que, cuando en Desafío en la cocina nos dijeron que teníamos que hacerlos, pensé o ahora o nunca. Éste sí ha sido un desafío en toda regla.
La receta que he seguido es la de La cocina de Rebeca, que lo explica genial en su post y resuelve todas las dudas que te van surgiendo en el proceso de elaboración de los macarons.
Para los macarons:
125 gramos de almendra molida
250 gramos de azúcar glas
140 gramos de clara de huevo
55 gramos de azúcar
Colorante en polvo, pasta o gel (el color que más te guste)Para el relleno:
6 cucharadas grandes de queso untable (yo, Philadelphia)
3 cucharadas soperas de azúcar glas
1 cucharada de cacao en polvo (para hacerlos de chocolate)
Una pizca de colorante en gel, del color que más nos guste (para hacerlos de diferentes colores)
* Podéis rellenarlos también con mermelada, o cualquier otro tipo de crema en frío.
En primer lugar, tenemos que tener una plantilla con los círculos donde vamos a poner la masa de macarons para que se horneen. Podéis optar por las láminas de silicona que comercializan y donde los círculos de los macarons vienen señalados con un borde que hace que la masa no se extienda y se salga de ellos. Pero, también podéis preparar vuestra propia plantilla dibujando los círculos en un papel vegetal. Es tan sencillo como poner papel vegetal sobre la bandeja del horno y dibujar círculos con la ayuda de algo redondo que tengáis en casa (yo lo hice con un tapón de unos 3 centímetro y medio de diámetro). Es importante que dibujéis los círculos separados los unos de los otros por un par de centímetros para que pueda circular aire entre ellos.
A la hora de hornearlos, pondremos otro papel vegetal sobre la plantilla para que los macarons no se manchen ni contaminen con la tinta del dibujo.
Hecho esto, hay que ponerse manos a la masa. Aunque en este caso, nos pringaremos poco.
Empezaremos separando las claras de las yemas. Las yemas las reservaremos para otra preparación (un bizcocho o una tortilla). Las claras deben estar a temperatura ambiente para que monten bien. Necesitaremos una batidora eléctrica de varillas para poder montarlas. Empezaremos haciéndolo poco a poco y subiendo la potencia a medida que van montando. Cuando las claras estén casi montadas, les añadiremos el azúcar y el colorante.
En cuanto al colorante, yo puse poco, una pizca, y por eso no me cogieron suficiente color. Así que, hay que añadir un poco más, hasta que veamos que las claras toman suficiente color.
Por otro lado, hay que mezclar la almendra molida con el azúcar glas, y tamizar esta mezcla varias veces, al menos dos.
Mezclaremos las claras montadas con la mezcla que hemos tamizado de almendra y azúcar. Nos ayudaremos de una espátula de silicona, realizando movimientos envolventes y con cuidado. Debemos conseguir que al levantar la espátula de silicona, la masa caiga en cinta.
Pondremos la masa dentro de la manga pastelera, con una boquilla ancha. Iremos rellenando los círculos con la masa, sin sobrepasar su contorno. Y, tendremos que dejarlos secar.
El tiempo de secado variará dependiendo de la temperatura y la humedad que haya en casa. Sabrás que están listos para hornear cuando al poner la yema del dedo sobre uno de ellos, no te manches.
Pondremos a precalentar el horno a 150º, sin aire. Y los hornearemos durante 15 minutos, aproximadamente. Hacia la mitad del horneado empezarás a ver como les sale el típico pie rugoso que les caracteriza.
Transcurrido este tiempo, los dejaremos enfriar fuera del horno. No intentéis despegarlos del papel nada más salir porque se romperán. Es conveniente dejarlos secar un día, antes de rellenarlos.
Después hay que ir emparejando los macarons, unos con otros, con su mitad más parecida.
Para el relleno no he querido complicarme mucho y he utilizado uno de los frostings que más me gustan para los cupcakes. El de queso untable con azúcar glas y colorante. O sustituyendo el colorante por cacao en polvo.
Tan sencillo como mezclar los ingredientes hasta conseguir un mezcla homogénea, ponerlo en una manga pastelera y rellenar los macarons con ellos.
Tened cuidado al manipular los macarons porque son muy frágiles.
¿Queréis seguir viendo macarons? Aquí os dejo el enlace al recopilatorio de Desafío en la Cocina.
Gracias por suscribirte, Un beso. Chus