En esta receta he aprovechado dos botes de tomate frito que tenía abiertos en la nevera de otras preparaciones, uno de tomate frito casero Hida y un brick pequeño. Junto con unas longanizas y unos champiñones Portobellos, han dado como resultado un plato para repetir.
Además he aprovechado el final de una cuña de queso manchego semicurado que se estaba quedando algo duro.
Con esta receta participo en la iniciativa de Thermofan 1 +/- 100, desperdicio 0,
donde todo el que quiera participar puede aportar recetas de aprovechamiento, cuidando así de nuestro planeta.
Los champiñones Portobello son marrones por fuera y blancos por dentro, con un sabor más dulce y fresco que el champiñón común. Como son tan delicados, siempre los cocino recién comprados, si no con la humedad se echan a perder.
-300 g. de macarrones
-4 longanizas con llavoretes (o las de vuestra zona) troceadas
-200 g. de champiñones Portobellos picados
-un diente de ajo picado
-medio bote de tomate frito Hida
-medio brick de tomate frito
-unas tres cucharadas de queso manchego rallado
-aceite de oliva virgen extra
-sal y cebollino
Cocemos los macarrones el tiempo que indique el fabricante. Escurrimos y refrescamos para cortar la cocción.
En una cazuela salteamos los champiñones a fuego fuerte y removiendo hasta que se doren. Añadimos las longanizas y dejamos que se cocinen. Incorporamos el ajo picado y doramos unos segundos sin que se queme.
Agregamos los dos tomate fritos y removemos. Bajamos el fuego y cocinamos 10 minutos destapado para que reduzca.
Añadimos el queso rallado y el cebollino y removemos. Mezclamos la salsa con los macarrones.