Año 1983. Tras prestar mis servicios en la empresa trabajando durante doce años, en aquel entonces como Jefe de ventas y en gran medida responsable de la selección de la mercancía y de las compras de los productos que comercializábamos, por fin mi jefe decidió que debía ir al país donde estaba la fábrica y la Central de la mercancía que distribuíamos en exclusiva para elegir in situ el género y conocer personalmente la fábrica.
Acompañada por el distribuidor de Las Palmas y su jefe de ventas, el distribuidor de Tenerife (al que siempre le profesé una especial admiración, Cónsul igualmente de un maravilloso país asiático) y del dueño de la empresa, subimos a aquel gigantesco avión; aún recuerdo nítidamente como me embargaba no sólo la emoción de dar un gran paso profesional en mi vida, y como afloraban mis nervios al mismo tiempo, por viajar por primera vez a un país tan lejano. Cuando me abroché el cinturón, comenzó mi gran aventura: viajar a Japón.
Ya en aquel entonces, hace ahora cerca de treinta años (parece que fue ayer), llegar y estar en Tokyo no supuso para mi viajar en la distancia, sino viajar al futuro; una ciudad que ya en aquella época me hizo sentir que llegaba del pasado.
Más que indicar lugares que visité, quiero rememorar las sensaciones que me produjo esta gran ciudad que dejó una huella imborrable en mi memoria.
Una ciudad que no me dejó indiferente, tan adelantada, tan avanzada, tan industrializada y a la vez parecía que la modernidad no había conseguido devorar el Japón antiguo, sus templos, jardines, limpieza, ni su idiosincrasia, ni la amabilidad de la gente, su educación extrema….me encontré en un país que aún vivía en algún lugar entre el pasado y el futuro, ese futuro tan presente, mi ahora de entonces fue para mi llegar al futuro.
Fue en aquel año 1983, donde por primera vez comí comida japonesa auténtica, los altos directivos se preocuparon de que disfrutáramos de la gastronomía de tan ancestral e increíble país milenario, donde por primera vez comí sushi y sashimi, donde por primera vez pude disfrutar del tradicional estilo de cocina Teriyaki y donde pude descubrir el exótico “Green tea” (té verde), entre otras muchas delicias y estilos de la gastronomía nipona.
Una cocina que me hizo conocer nuevos ingredientes, texturas y sabores, se funde con la armonía, la elegante sencillez y la perfección a la hora de presentar sus platos.
El país del Sol Naciente entró en mi vida y en “Mi cocina”.........
En ésta ocasión lo he preparado de huevas de salmón y surimi, también conocido como palitos de cangrejo o bocas de mar; El surimi más conocido y comercializado en occidente es el kanikamaboko o kanikama (en japonés). La palabra surimi, de origen japonés, significa "músculo de pescado picado" y es el pescado la materia prima con la que se elaboran, técnica ésta que se remonta a miles de años en Japón.
He de confesar que uso la marca Krissia o bien si no la encuentro, confío en Pescanova…..(y no me regalan nada por indicarlo, sólo que son las que me merecen mayor confianza, independientemente de su textura y sabor)
¿Cómo los he hecho?
Lavar el arroz en agua fria a fin de que suelte el almidón (uso arroz de grano redondo, aunque se puede encontrar hoy en dia el especial para sushi).
Cocer durante veinte minutos aproximadamente, escurrir bien y dejar reposar a fin de que enfrie a temperatura ambiente.
Colocar en un bol y aderezarlo con vinagre de arroz (unas tres o cuatro cucharadas) en las que previamente hay que diluir una cucharada de azucar y otra de sal. Mezclar bien y reservar moviéndolo de vez en cuando.
Una vez enfriado el arroz poner una esterilla (de bambú o similar) en la mesa de trabajo, ésta ayudará a enrollar el sushi, un bol de agua cerca que utilizaremos para mojarnos los dedos y todos los ingredientes cerca.
En ésta ocasión, puse trozos surimi y huevas de salmón (que al comerlas crujen y aportan una explosión de sabor y por supuesto color)
Colocar una plancha del alga nori (hoy en dia se encuentra en cualquier supermercado) sobre la esterilla con la parte más brillante hacia abajo, mojar las mano en agua y colocar un puñado de arroz y repartirlo desde un lateral del alga bien extendido. solamente hasta la mitad, que quede una capa fina.
Poner en el centro del arroz los trozos de surimi y las huevas huevas ( alargado de una punta a la otra del alga).
Enrollar con cuidado el alga, ayudándose con la esterilla y presionando bien fuerte, mojarse las manos y pasar los dedos por el alga para conseguir que se pegue.
Una vez hecho el maki sushi, para cortar aconsejo usar un cuchillo bien afilado y mojándolo en agua.
Disfrútenlos por favor.