Hace un año me regalaron una maceta con una planta de lima dedo, “Citrus australasica”, también conocida como finger lime, lima dedo o lima de dedo.
Se trata de un arbusto o pequeño árbol que procede de Australia, con unas espinas enormes, que da miedo acercarse, pero que tiene un fruto muy aromático, con una característica peculiar, que lo hace único entre los demás cítricos, es que su pulpa se agrupa en pequeñas esferas que al cortar la cáscara del fruto se desparraman como si fueran las huevas del caviar, por eso se le conoce también como caviar cítrico, y es muy apreciado en gastronomía. Es un fruto de unos 10 cm de largo con un color que va del amarillo, verde, púrpura, marrón o incluso negro. La pulpa es sabrosa, ácida, ligeramente especiada.
La planta ha ido dando frutos poco a poco y ahora, que me he juntado con 5 limas, ha sido motivo suficiente para hacer mermelada, y aunque ha salido un tarro pequeño, es una verdadera delicia.
INGREDIENTES: 115gr. de lima dedo, 150 gr. de agua, 115 gr. de azúcar.
ELABORACIÓN: Ponemos en un cazo con agua hirviendo las limas enteras, para extraer algunos de los aceites amargos de la piel, además de esterilizarlos y los tenemos cociendo 20 minutos.
Se dejan en el agua enfriar hasta que podamos cogerlos con la mano sin quemarnos para cortarlos en rodajas. Apartamos los huesos que tengan.
Vemos en la foto la diferencia de los que han cocido que están amarillos y los que no que continúan verdes.
Ponemos en una olla las rodajas de lima con su jugo y 150 gr. de agua, dejamos hervir media hora, hasta que veamos que la piel ablanda, si vemos que se consume mucho le añadimos un poco de agua.
Añadimos el azúcar y removemos hasta que se disuelva, dejamos hervir 20 minutos, vemos que se vuelve muy líquida la mermelada. Movemos para que no se agarre, cuando vemos las burbujas de la mermelada son brillantes y más consistentes, las pasamos al tarro, previamente esterilizado, llenamos hasta arriba, cerramos bien la tapa y damos la vuelta al bote para que haga vacío.
Me gusta dejar reposar la mermelada dos semanas antes de consumirla, una vez abierta, la dejamos en el frigorífico y consumir máximo en un mes.
Sin duda es la mermelada más sabrosa, refrescante y sorprendente que he probado hasta ahora. En una tostada con mantequilla salada es un desayuno de diez.