El mollete es un alimento elaborado a base de pan que se puede encontrar en diversas formas según el lugar donde se elabora.
En España se llama mollete a una pieza de pan de miga blanda de posible origen en los panes ácimos utilizados antiguamente para la misa, y de origen hebreo. Es el protagonista, junto con el aceite de oliva, del típico desayuno andaluz (mollete o rebanada de pan con aceite de oliva, sal y, en ocasiones, tomate o ajo). De hecho, un mollete con aceite de oliva virgen extra es uno de los desayunos más ricos y saludables recomendado por los expertos en nutrición. Se considera que el mollete de Antequera es el más famoso del mundo.
Lo vamos a hacer con la Thermomix ya veréis que fácil es
Ingredientes:
Para el poolish o masa de arranque:
50g de leche
10g de levadura fresca de panadero
85g de harina de fuerza
Para la masa de molletes:
Todo el poolish que hemos preparado
600g de harina de fuerza
50g de aceite de oliva
350g de agua
1 cucharadita de café colmada de sal
1 cucharada rasa de azúcar
Preparación:
Poolish o masa de arranque:
Ponemos en el vaso la leche y la calentamos 1 minuto, temperatura 37º, velocidad cuchara.
Añadimos la levadura en trocitos y programamos 30 segundos, temperatura 37º, velocidad 2.
Incorporamos la harina y programamos 2 minutos, velocidad espiga. Retiramos la masa con las manos y formamos una bolita.
Añadimos al vaso 1500 g de agua y calentamos 5 minutos, velocidad 37º, velocidad cuchara. Cuando haya terminado el tiempo, echamos nuestra masa de poolish dentro del vaso, tapamos con la tapa y el cubilete y dejamos reposar 20 minutos. Sacamos la masa con cuidado, la dejamos en un plato y retiramos el agua.
Molletes:
Sin lavar el vaso echamos el agua y el aceite y programamos 3 minutos, velocidad 37º, velocidad cuchara. Añadimos el resto de ingredientes de nuestros molletes (incluida la masa de arranque que hemos preparado en el primer paso) y programamos 3 minutos, velocidad espiga. Dejamos reposar dentro del vaso con su tapa y su cubilete en una zona calurosa hasta que haya doblado su volumen. Dependiendo de la temperatura exterior esto podrá ser entre 30 minutos y 2 horas. Si no es verano, os recomiendo que pongáis el horno a 35º durante 2 minutos y lo apaguéis. Después meted dentro el vaso de la thermomix y cerrar la puerta del horno rápidamente. Así, hará unos 30 grados dentro, también podéis dejar la luz del horno encendida.
Cuando haya doblado su volumen (veréis que empieza a asomar la masa por el bocal) ya estará lista. Programamos 1 minuto, velocidad espiga. Ponemos harina en la mesa de trabajo y volcamos la masa. Veréis que está bastante pegajosa, simplemente echaos harina en las manos y amasadla un poco. Pero tratar de no echar más harina a la masa, sólo con la de vuestras manos y la que haya en la mesa será suficiente.
Preparamos dos bandejas de horno y ponemos papel de hornear. Espolvoreamos con harina.
Volvemos a espolvorear de harina la mesa de trabajo y dividimos la masa en 2 trozos y hacemos un rulito con cada trozo. Cortamos rodajas, y las aplanamos un poco con las manos (nos deben quedar unos molletes de 1 cm de grosor aprox). Las colocamos separadas unas de otras en la bandeja de horno. Cuando hayamos terminado, cubrimos la bandeja con un trapo de cocina un poco humedecido con agua y los dejamos reposar en las mismas condiciones de temperatura que en el primer reposo. Cuando haya pasado como 50 minutos, estarán listos.
Precalentamos el horno a 180º y horneamos unos 15-18 minutos. Se deben dorar ligeramente, pero tampoco mucho, porque este pan es muy blanquito.
Los sacamos y los dejamos enfriar.