500 gr. de harina de trigo
350 ml. de agua templada
15 gr. de levadura fresca o 6 gr. de levadura deshidratada
10 gr. de sal
15 gr. de azúcar
3 cucharadas de aceite de oliva
Lo primero que vamos a hacer es deshacer la levadura, para ello ponemos un poco de agua en un vaso y agregamos la levadura y el azúcar. Removemos hasta que la levadura se disuelva por completo.
En un bol, añadimos el resto del agua templada, la levadura que hemos disuelto, el aceite de oliva y 5 cucharadas de harina. Mezclamos bien y cuando este todo bien integrado, lo tapamos con un paño limpio y dejamos reposar a temperatura ambiente durante unos 20 minutos.
Trascurrido ese tiempo, observaremos que la masa se ha llenado de burbujas y ha crecido. Ahora añadiremos el resto de harina.
Vamos a ir añadiéndola poco a poco y vamos mezclando. La masa tiene que quedar muy espesa. Añadimos la sal junto con el ultimo puñado de harina que echemos.
Ponemos un poco de harina en la encimera y volcamos la masa. Amasamos durante un par de minutos. Volvemos a tapar con el paño y dejamos reposar 30 minutos.
Una vez trascurrido el tiempo, untamos con aceite el papel de horno, asi como el interior de nuestro molde.
Untamos con aceite nuestras manos y quitamos el aire a la masa. La pasamos a la bandeja del horno y con un cuchillo le haremos un par de cortes. Espolvoreamos con un poco de harina y tapamos con el molde, el cual nos servira para que la humedad del pan no se escape.
Colocamos la bandeja en el horno apagado, y programamos 45 minutos a 200º con calor arriba y abajo.
Pasado el tiempo, retiramos el pan del horno, quitamos el molde y dejamos enfriar sobre una rejilla.