A decir verdad, la primera vez que le escuché a mi madre que había preparado este tipo de pan pensé que iba a ser todo un fracaso (pan con cerveza y, por si fuera poco ¡cerveza negra!)
Sin embargo, y para mi sorpresa (creo que para la de toda la familia) en cuanto lo probé, me quedé locamente enamorada de él: su corteza crujiente, su miga esponjosa y ese sabor tan peculiar, hicieron que se convirtiese en uno de mis panes favoritos.
Y es que es el pan perfecto para "picar" con un poco de jamón, salmón ahumado, queso o, sencillamente, para tomar solo.
En cuanto a la elaboración, he de decir que no es un pan sencillo de elaborar pero realmente, merece la pena probarlo.
La receta está sacada del libro "panes" de Xavier Barriga que, como ya sabéis, es uno de mis panaderos favoritos. De ella salen dos panes como los de la foto.
Ingredientes:
Para la masa base
500 gr de harina panificable
10 gr de sal
350 ml de cerveza negra
125 gr de copos de avena
150 gr de masa madre (es opcional, pero recomiendo añadirla)
5 gr de levadura fresca
Para el baño de cerveza
150 gr de harina de centeno integral
150 ml de cerveza negra
5 gr de levadura
Elaboración:
Incorporamos en el bol de nuestra amasadora todos los ingredientes de la masa base salvo la levadura y amasamos. Seguidamente, añadimos la levadura y volvemos a amasar. Una vez esté la masa lista, la dejamos reposar, tapada con un paño, durante 60 minutos.
Pasado el tiempo, volcamos la masa sobre la mesa de trabajo y le haremos un pliegue como si de un libro se tratase (tal y como se muestra en las fotografías). Una vez hecho el pliegue, lo dejamos reposar durante 45 minutos.
A continuación, doblamos la masa en dos partes y las redondeamos ligeramente con las manos (sin moldear en exceso ya que perdería consistencia y aire). Una vez formadas las dos bolas, las colocaremos sobre una tela de lino bastante enharinada.
Por otro lado, prepararemos el baño de cerveza. Para ello mezclamos la cerveza con la levadura, añadiendo después la harina de centeno y removiéndolo todo con un tenedor o espátula. Cubrimos los panes con una capa de este baño, asegurándonos de que queden bien cubiertas por todas partes. Dejamos que fermente durante 2 horas tapadas con un paño.
Finalmente, precalentamos el horno a 250ºC. Cuando haya alcanzado la temperatura, espolvoreamos los panes con harina y los metemos en el horno durante 50 minutos aproximadamente (estad atentos: como sabéis, cada horno es un mundo)
Una vez sacados del horno, los dejamos enfriar sobre una rejilla.
Espero que os guste mi propuesta de hoy
¡Que paséis un buen fin de semana!