Yo creo que solo con el título ya os podeis imaginar que es un pan super especial, con un sabor sorprendente, solo os digo que es el pan que menos ha durado en casa.
Mi primer contacto con la cerveza negra, fue en Dublin con la Guinness y como dicen ellos una vez que traspasa la puertas de la ciudad ya no sabe igual. Aunque no te guste la cerveza, alli merece la pena pedir una pinta de Guinness y disfrutar del ritual, tardan varios minutos en ponertela, hacen más reposo que con las fermentaciones de los panes.
Pero nunca me imagine que un dia la usaría para hacer pan. Esta receta me la encontre en el libro de Xavier Barriga titulado PAN, libro muy recomendable y del que ya os traje una receta, aunque algo "tuneada". Está también tiene una pequeña parte diferente, es que sólo copiar es muy aburrido.
INGREDIENTES.
500 gr de harina panificable.
150 gr de harina integral de centeno.
500 ml de cerveza negra.
125 gr de copos de avena.
10 gr de levadura fresca o 3 de seca.
10 gr de sal.
ELABORACIÓN.
Mezclamos todos los ingredientes, dejando la sal para el final. Iniciamos la mezcla en el bol y cuando todo este bien integrado lo sacamos a la mesa de trabajo. Inicialmente será una mezcla pegajosa, pero no añadas más harina, según pasen los minutos de amasado, se hará muy manejable y gustosa de trabajar. Además mientras la trabajamos los aromas de la cerveza nos llegarán y nos hará disfrutar aún más. Con 10 minutos de amasado será suficiente. No necesitamos hacerlos seguidos, podemos amasar 2 minutos y dejar reposar otros y así hasta 5 repeticiones.
La masa tapada con un paño húmedo, debe reposar entre 90 min y un par de horas. A mitad del tiempo podemos darle un pliegue a la mitad, pero no es para nada imprescindible.
Pasado este tiempo podemos optar por dividir la masa en 2 y tendremos dos panes de unos 400 gr o como hice yo, dejarlo en una única pieza y tendremos un pedazo de hogaza.
Para formar la hogaza, desgasamos la masa golpeándola contra la mesa, levemente enharinada y formamos un cuadrado. Vamos plegando como sí fueran pétalos de una flor, primero las cuatro esquinas y después las zonas centrales. No es simplemente doblar, hay que darle algo de tensión, tirando de la masa hacia fuera y luego plegando y sellando dentro.
Una vez formada la hogaza, forramos un bol con un trapo de lino preferentemente y si no, vale cualquiera de hilo que no suelte pelo. Ponemos harina en el trapo y colocamos la hogaza con el "culo" hacia arriba, lo tapamos y dejamos que fermente durante otro par de horas, tiempo en el que casi doblara el tamaño..
Precalentamos el horno a 250 grados, poniendo en el fondo un recipiente con agua para que se forme vapor.
Sacamos la hogaza del bol, ponemos los pliegues hacia abajo, y hacemos las greñas o Cortés que más nos gusten.
Tras introducirlo en el horno, bajamos la temperatura a 185 y horneamos unos 50 minutos.
"Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos?". San Mateo 6,28