A pesar de haber visto varias recetas al final me quedé con una de Directo al Paladar. He de decir que creí en un principio que todas iban a ser iguales, pero no: la receta que yo seguí usa la misma cantidad de agua que de harina, por lo que la masa es muy blanda y hay que usar manga pastelera, mientras las otras usan más harina que agua y la masa se tiene que manejar. Estoy muy contenta con el resultado, pero realmente no sé cuál de las dos versiones se considera original ni mucho menos.
Ingredientes:
500gr de harina.
500gr de agua.
1 sobre de levadura.
150gr de pipas (yo las compré ya fritas y saladas).
5 cucharadas soperas de aceite.
Sal al gusto, las mías no las hice muy saladas.
Orégano o especias al gusto.
Miel, yo NO la he usado pero en la receta original sí que la usan.
Para hacerlas, yo usé una máquina amasadora, pero se puede hacer en un bol y con cuchara de madera. Lo primero que tenemos que hacer es echar en un bol la harina con la levadura, el aceite, 3/4 del agua (guardar medio vaso de agua aproximadamente) y la sal. Se amasa todo hasta que la mezcla quede homogénea. Se añade el resto del agua y casi todas las pipas, reservamos un puñado para decorar. Seguimos amasando y vamos a la parte más difícil.
Precalentar el horno a 220º, el mío es de gas y lo precalenté a fuego fuerte. Hay que usar papel de hornear o una base de silicona, y una manga pastelera. Yo tengo como una especie de pistola, así que fue lo que usé, cada cual que use la que mejor sepa manejar. Con la mitad de la masa y con la ayuda de la manga pastelera, ir haciendo bastones, dicen que de aproximadamente 10 centímetros, y se decoran con las pipas que guardamos antes. Cuando se acaba la mitad de la masa, le echamos a la otra mitad el orégano (o la especie elegida), se remueve todo y otra vez lo mismo.
Se meten en el horno aproximadamente 10-15 minutos o hasta que estén doraditos. Yo los hice a fuego bajo y los saqué cuando se empezaban a despegar de la base de silicona. Como veis se quedan muy crujientes. Me gustaron mucho porque además no me quedaron muy saladas, ya sabéis que he reducido mucho mi consumo de sal, pero tampoco quedaron aceitosas, como las compradas.
La receta original la he cambiado un poco, porque dije "24 barritas son muy pocas". No sé cuántas me han salido, pero sí sé que han sido muchísimas. Hasta me he traído a la casa de mi chico, porque me dijo que aquí también les gustaban. Yo he hecho unas normales y otras con orégano, pero realmente se les puede poner el sabor que más guste, a mí me gustaron mucho ambas. A lo mejor una próxima vez pruebo con más cosillas. Y otra cosa: la masa pringa mucho, por eso no hice fotos del paso a paso, y si además no se os da muy bien la manga pastelera, como es mi caso, vais a ensuciar más aún. Llegué a ver masa hasta en el perro y en el portátil, y es que menuda la he liado en un momento. Seré algo torpe, pero al final el resultado mereció la pena, y sí, limpié a Rocky en cuanto lo vi, no sufrió y fue un buen ayudante de cocina.
Y por hoy esto es todo, me retiro ya porque ¡ya es navidad! Felices fiestas y próximamente más recetas. Lo que realmente quiero publicar es la tarta de nochevieja. Os va a sorprender lo fácil de hacer que es, y además lo rica que queda. Un abrazo y hasta la próxima :).