Siempre he pensado que si montara un negocio, sería una panadería-pastelería. Con pequeñas mesitas redondas para tomar café, te... mientras hueles a obrador y dulces. De esas que cuando vas por la calle a 300 metros ya estás oliendo a masas horneadas y se te hace la boca agua. Con un gran expositor detrás mostrando los panes y en otro lado, uno de cristal lleno de pastelitos. Os lo imaginais?
Se que no es original, que existen en muchos sitios, de hecho en Fuengirola vi algo parecido hace años, aunque no entré desde lejos sabía que era una boulangerie-pâtisserie, aunque la mía además de eso, sería monísima, romántica... O_O, en fin una cucada. Pero el otro día iba paseando por Algeciras con mi amiga Pepa y sentí ese olor que te llena las papilas {y a mí, incluso me hace cerrar los ojos} y resultó ser un nuevo negocio que han puesto en el centro, en mitad de la Calle Ancha. Me encantó, era casi casi tal cual yo lo había imaginado, había mucha gente esperando a ser atendida, porque la variedad de panes era estupenda, y no llegué a mirar ni los dulces, ahí me quedé unos minutos mirando y sonriendo.
En fin, es por esto precisamente que justo al día siguiente, recordé que hace mucho que no pongo un pan en el blog. Y el sábado después de desayunar me puse a hacer uno de los que más me gustan, sencillo, apetecible y riquísimo. Uno de los que seguro estarían en mi expositor ;]
En el bol de la Kitchen Aid {que es la que hará la mayor parte del trabajo, aunque si no la tienes, no importa, tú harás lo mismo pero a mano} ponemos 500g de harina de fuerza integral, 9g de sal y un sobre de levadura de panadería. Con el gancho amasador, removemos los ingredientes a velocidad 2 unos segundos y después añadimos 350ml de agua templada poco a poco, vertiendo el chorro por un lado sin dejar de remover. Cuando la hayamos puesto toda, subimos la velocidad al 8 y amasamos durante al menos 5 minutos, hasta que la masa se quede lisa y nada pegajosa.
En un recipiente de aluminio, cristal, cerámico o de silicona ligeramente aceitado, ponemos nuestra bola de masa, la tapamos con un paño húmedo y dejamos levar una hora aproximadamente, hasta que haya doblado su tamaño.
Pasado este tiempo, damos forma a nuestro pan amasando con las manos unos minutos más, le hacemos unos cortes con un cuter o cuchillo bien afilado y dejamos levar durante otros 30 minutos, pintamos de huevo batido y espolvoreamos por encima con copos de avena.
Encendemos el horno a 180º, ponemos dentro un cuenco de barro con agua para que durante el horneado se cree vapor, que nos ayudará a hacer una corteza crujiente. Introducimos el pan dentro del horno y lo cocemos durante 30-35 minutos. Al sacarlo, es importante dejar enfriar en una rejilla para que no se humedezca la base.