Aquí estoy otro domingo más. La semana pasada hice una receta de pan de calabaza que me quedó estupenda y hoy, para terminar con el puré de calabaza que hice, he preparado un pastel de calabaza.
Al principio pensé en hacer tartaletas de calabaza, pero casi a última hora y sobre la marcha me acordé de que tenía un molde redondo rizado de vidrio que aún no había estrenado y acabé preparando una tarta de calabaza.
En Internet hay infinidad de recetas de pastel de calabaza y casi se podría decir que es una tontería que yo venga aquí a inventarme una nueva receta… pero no lo he podido evitar. He hecho una especie de fusión entre un flan de leche condensada y mi receta de pudin de calabaza (que aún no he puesto por el blog, pero que lo haré más adelante). El resultado ha estado bastante bien, aunque no tengo mucho con lo que compararlo pues no he probado muchas tartas de calabaza fuera de casa… Sin embargo, tengo que decir que cuando he buscado posteriormente recetas de pastel de calabaza me he acercado bastante escogiendo los ingredientes e incluso las cantidades (que buen ojo tengo a veces, aunque sólo sea por pura suerte )
En cuanto a la masa quebrada he seguido la receta básica de mi libro favorito de recetas (El gran libro de la Repostería). Me he visto un poco apurada con la cantidad de masa quebrada… pero ha sido por lo que comenté antes de que en principio iba a hacer tartaletas, así que sólo hice masa quebrada con la mitad de ingredientes. En la receta que indico a continuación están las cantidades correctas para un molde redondo de unos 24 cm de diámetro y unos 4 cm de alto.
En cualquier caso, siempre se puede recurrir a una base de masa quebrada para tartas comprada.
Esta receta, aunque parece más elaborada, es bastante sencilla y sólo tiene la dificultad de los tiempos de reposo de la masa quebrada y la manejabilidad de dicha masa.
Pastel de Calabaza
Tiempo de preparación: 15 min + 2 horas de reposo (masa quebrada) + 10+30 min horneado
Raciones: 10 raciones (Molde redondo de 24 cm diámetro)
Dificultad: Baja
Ingredientes:
Masa quebrada
100 gr azúcar
200 gr mantequilla o margarina
300 gr de harina
Relleno
1 taza de puré de calabaza (230 gr)
2 huevos
75 gr de azúcar (1/3 taza + 1 cucharada)
200 ml de leche condensada
1 cucharadita de canela
¼ cucharadita sal
¼ cucharadita de jengibre *
¼ cucharadita de clavo molido *
¼ cucharadita de cardamomo *
¼ cucharadita nuez moscada *>>Si se tiene “Pumpkin Pie Spice” se pueden sustituir los ingredientes indicados con asterisco (*) por una cucharadita de esta especia. Donde yo vivo es difícil de encontrarla pero no es más que una mezcla de diferentes especias tales como canela, jengibre, clavo, nuez moscada, etc.
>>Podéis ver cómo preparar el puré de calabaza en mi publicación anterior de Pan de Calabaza.
Elaboración:
Masa quebrada
Si al preparar la masa quebrada se siguen las reglas básicas el resultado va a ser siempre muy bueno. Yo sigo la receta que viene en mi libro preferido de recetas (El gran libro de la repostería). En él se indican las proporciones idóneas y algunos detalles a tener en cuenta para que la masa nos salga perfecta.
En primer lugar, lo ideal es conservar siempre las siguientes proporciones 1-2-3, es decir, una parte de azúcar, dos de grasa y tres de harina. Estas cantidades pueden variarse pero afectarán a la manejabilidad de la masa, ya que cuando mayor sea la proporción de grasa frente a la harina más quebradiza resultará y menos manejable. El azúcar en polvo, aunque no lo parezca, también facilita que la masa resultante sea más quebradiza, sobre todo cuando tratamos piezas pequeñitas como tartaletas.
En algunas ocasiones se incluye huevo o agua, pero realmente no son necesarios, sólo se utilizan en ciertas ocasiones para elaborar la masa con mayor facilidad o para ganar manejabilidad.
La mantequilla debe estar muy fría, así que la pesamos pero la conservamos en la nevera hasta el momento en que se vaya a utilizar.
En un procesador de alimentos, ponemos la harina y el azúcar y batimos hasta mezclar perfectamente estos dos ingredientes secos. Yo he utilizado azúcar glas preparada en casa con un molinillo, pero ya sabemos que esto va a hacer nuestra masa más quebradiza… por lo que tenemos que valorar si preferimos una masa muy suave, de textura fina pero algo quebradiza o una masa más manejable pero algo más “rustica” en cuanto a textura.
Ahora, incorporamos al procesador de alimentos la mantequilla cortada en trozos y batimos hasta que veamos que la masa se empieza a juntar y despegarse de las paredes del recipiente.
No conviene amasar nunca demasiado tiempo, sobre todo si el proceso anterior se realiza a mano. El hecho de utilizar un procesador de alimentos es únicamente para no utilizar las manos y calentar la masa innecesariamente.
Formamos una bola con la masa y la colocamos entre dos láminas de papel transparente de cocina. Con ayuda de un rodillo la extendemos un poco hasta que tenga un espesor de aproximadamente 1cm. La dejamos reposar en el frigorífico durante 1-2 horas. Es muy importante envolver la masa en papel de cocina para evitar que se reseque.
Ponemos a precalentar el horno a 200ºC. (Podemos aprovechar también para pesar y medir los ingredientes del relleno)
Una vez pasado el tiempo de reposo sacamos la masa de la nevera y terminamos de extenderla con el rodillo hasta tener las dimensiones adecuadas para poder forrar el molde.
Tradicionalmente se espolvorea la superficie de trabajo con un poco de harina (pero sin excedernos para no aumentar la proporción de harina de la masa). Sin embargo, yo me ayudo del papel transparente en el que tenía envuelta la masa para extenderla sin que se pegue a la encimera. Una vez que tiene el tamaño adecuado, retiro una de las capas de papel transparente y con ayuda del rodillo o de las manos coloco la masa sobre el molde y le doy forma hasta forrarlo.
Finalmente retiro la otra capa de papel transparente, recortamos la masa sobrante e incluso podemos darle forma ondulada al borde para mejorar el aspecto final de la tarta.
Pinchamos con un tenedor varias veces en toda la superficie para evitar que al cocerse se formen burbujas. Horneamos a media altura con calor “abajo-arriba” durante unos 10 minutos. Tener mucho cuidado de que no se queme, en cuanto los bordes cojan un color ligeramente dorado ya podemos sacarla del horno. (Yo me despisté un poco y se me puso más dorado de la cuenta por lo que tuve que recortar los bordes un poquito).
Sacamos del horno y dejamos templar ligeramente mientras preparamos el relleno.
No apagamos el horno, pues en menos de 5 minutos tendremos listo el relleno, pero si bajamos la temperatura a 170ºC.
Nota:
Si en algún momento notamos que la masa se vuelve demasiado quebradiza o blanda mientras la estiramos para forrar el molde, no debemos añadir más harina pues sólo conseguiríamos estropear la calidad de la masa. Es preferible volver a meter en la nevera la masa durante al menos media hora.
Yo pensaba hacer pequeñas tartaletas, así que cogí únicamente la mitad de los ingredientes (50 gr azúcar, 100 gr mantequilla y 200 gr harina). No fue hasta que tenía la masa hecha que me acordé que tenía el molde que se ve en las imágenes. Es por eso que me vi un poco apurada con la masa y tuve que extenderla hasta obtener una capa demasiado delgada y no pude lucirme haciéndole los típicos bordecitos ondulados de este tipo de tartas.
En cualquier caso, lo importante a la hora de hacer la masa quebrada es conservar las proporciones 1-2-3. Mientras se mantenga la correcta proporción podemos preparar tanta masa quebrada como deseemos.
Relleno:
El relleno es muy fácil, no tiene más que medir todos los ingredientes:
En un bol grande ponemos los huevos, la leche condensada y el puré de calabaza. Batimos bien hasta integrar todos los ingredientes.
Aparte, preparo las especias. Yo no tengo clavo molido pero pongo en un molinillo todas las especies juntas y las trituro hasta conseguir mi propia “Especia para Tarta de Calabaza”. (Si os gustan este tipo de dulces puede interesar hacer bastante cantidad de esta mezcla y guardarla, de modo que cuando vayamos a hacer un pastel medimos la cantidad que nos interesa y no tenemos que preocuparnos por si tenemos los ingredientes molidos o no).
Tamizamos las especias y las mezclamos con el azúcar. Añadimos el azúcar con especias al resto de ingredientes y batimos bien.
Llenamos el molde con esta mezcla. El relleno no debería llegar hasta el borde pues durante el horneado crece un poco y podría rebosar. La masa quebrada debería sobresalir al menos medio centímetro respecto del relleno para evitar un desastre en el horno.
Ponemos el molde sobre una rejilla en el horno, en una posición media-baja y con la opción “calor abajo”. Horneamos durante 30 minutos o hasta que la masa haya cuajado (lo comprobaremos pinchando con un palillo y mirando que éste salga limpio).
Sacamos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Servimos acompañado de nata (crema de leche), crema de queso o con un buen helado de vainilla… aunque también está muy bueno solo.
Yo fui a ver a la familia al pueblo y aproveché para echar estas fotitos en el patio de mi abuela, aunque hacía tanto sol y calor que acabamos volviendo dentro de la casa