Mis amigos Javier y Belén tienen huerto urbano desde hace mucho tiempo.
Antes de que el término se acuñase como tal y se pusiera tan de moda.
Javier cuida especialmente que los alimentos que consumen sean orgánicos y
la mejor manera de estar seguro de ello es cultivarlos uno mismo.
El concepto slow life parece haberse creado para él, ¿verdad, Belén?.
Apasionado de la cocina, los bonsais, la fotografía, huerting,
pintura, restauración de libros antiguos (su profesión), sus hijos y
su chica, encuentra tiempo para todo y nunca parece tener prisa.
De mayor quiero ser como él, aunque llevo bastante retraso porque
debemos ser de la misma edad ;-)
El otro día Belén me regalaba unas patatas "raras" que Javier había cultivado.
Pequeñas, de piel oscura y forma alargada, me comentaba que vulgarmente
se conocen como "caca de gato" por su forma.
También me dijo que me sorprenderían gratamente una vez cocinadas y
me dejaba con la incertidumbre del porqué.
Me aconsejó que las lavara bien antes de cocinarlas y así lo hice.
La piel casi negra se hizo entonces más patente.
Las hice cocidas y al pelarlas descubrí la grata sorpresa de la que me
hablaba Belén: su color es de un morado intenso por fuera, aclárandose
hacia el interior.
¡Unas patatas preciosas!
Nunca imaginé que utilizaría este adjetivo para referirme a un tubérculo.
Busqué información en la red sobre estas papas y descubrí que es
una variedad procedente de la isla de Chiloé, al sur de Chile.
Oriundas del continente Americano y traídas a Europa por Colón,
existen muchas variedades de patatas. Sólo en Chile hay más de
trescientas y la patata chilota es una de las mas características
y sabrosas, de modo que su cultivo está protegido y se encuentra
en proceso para conseguir su denominación de origen.
De formas caprichosas, colores sorprendentes, gran contenido
en antioxidantes, intensos sabores y una textura compacta, las
patatas michuñe, como se las conoce en su tierra de origen,
se han convertido en un ingrediente gastronómico muy solicitado.
Las más conocidas son la michuñe roja de sabor dulzón, la michuñe
azul con sabor a nuez, la clavela que es parecida a la patata común
pero con un toque de sabor cítrico y la bruja morada de intenso sabor y
que, tras probarla, yo diría que recuerda en textura y sabor a la
castaña cocida.
En el entorno gastronómico se la conoce como patata Vitelotte,
Trufa de China, Négresse, patata morada, negra o azul.
Simplemente al vapor o cocidas, apenas si necesitan aderezo.
Con sal, si es flor de sal mejor que mejor, aceite y un poco de
pimentón están exquisitas.
O mejor aún, calentitas y con un toquecito de mantequilla salada...
Ummm, pura delicatessen.
¡Gracias chicos por pensar en el blog para compartir este alimento!