Esta forma de preparar las pechugas es tan fácil que hasta lo sabía hacer yo en mi época de estudiante, que ¡hay que ver qué poco sabía de cocina! (y de lo demás, jeje).
El truco para que quede rico y jugoso es pedir en la carnicería que nos hagan unos filetes gruesos en vez de los típicos filetes de papel de fumar que te hacen si no les dices nada.
Para que unos filetes gruesos queden dorados por fuera (pero sin quemarse) y hechos por dentro (pero jugosos) seguimos el siguiente procedimiento:
Sacamos la carne del frigorífico un buen rato antes de hacerla para que se ponga a temperatura ambiente.
Pincelamos una sartén antiadherente o un wok con aceite y la ponemos al fuego. Cuando empieza a humear ponemos los filetes dentro y los doramos enseguida por los dos lados.
Bajamos después el fuego y dejamos que la carne se haga a fuego flojo un rato más hasta que esté a nuestro gusto.
La guarnición que pensemos ponerle, la preparamos con anterioridad para que luego la carne no se nos enfríe.
INGREDIENTES
Para dos personas
Una pechuga de pollo cortada en 4 filetes gruesos ? 2 dientes de ajo ? unas ramitas de perejil ? 2 cucharadas de aceite de oliva ? sal ? pimienta
ELABORACIÓN
Ponemos en el mortero o almirez los ajos troceados, el perejil picado, un poco de pimienta y un poco de sal gorda y lo majamos.
Agregamos después el aceite, mezclamos bien y adobamos con ello las pechugas por todos los lados.
Las dejamos macerar un rato tapadas y luego las hacemos a la plancha o en la sartén tal como he explicado antes.
Podemos acompañarlas con unas buenas rodajas de tomate hechas también a la plancha y unas patatas fritas o un puré de patata.