Esta receta era bastante frecuente hace ya unos años, a mi me recuerda a mi infancia cuando mi madre nos los preparaba. Me parece uno de esos platos que no debería perderse, el olor que desprende el horno cuando se están cocinando los pimientos es espectacular y el sabor que transfiere el pimiento al relleno de carne picada resulta de lo más sabroso. En esta ocasión los he preparado con pimientos rojos, pero lo podéis cocinar con los que más os gusten.
Vamos a ello
Ingredientes
4 pimientos
500 g de carne picada
1 cebolla
2 dientes de ajo
100 ml de vino blanco (ó de caldo de carne)
5 cucharadas de tomate frito preferiblemente casero (Opcional)
Orégano y nuez moscada al gusto
Sal y pimienta
Elaboración
Picamos finamente la cebolla y los dientes de ajo y los doramos en una cazuela con un chorrito de aceite de oliva. Salamos.
Pasados unos minutos añadimos la carne picada. Salpimentamos y removemos con frecuencia todo el conjunto hasta que la carne haya cogido color.
Añadimos el tomate frito, el orégano y la nuez moscada y mezclamos.
A continuación incorporamos el vino blanco y subimos el fuego un par de minutos para que se evapore el alcohol.
Después dejamos que se cocine a fuego medio hasta que prácticamente el vino haya sido adsorbido por la carne.
Mientras vamos limpiando los pimientos. Para ello realizamos un corte por la zona superior y retiramos las partes blancas. Los lavamos bien con agua del grifo y posteriormente los secamos.
Cuando la carne ya este lista, colocamos los pimientos en una fuente apta para horno y rellenamos los pimientos con ella.
Precalentamos el horno a 190 º C y horneamos los pimientos unos 30 minutos a media altura con calor arriba y abajo controlando el horno principalmente los 5 minutos finales para asegurarnos que no se doran en exceso. Retiramos del horno.
Emplatamos y a disfrutar.