Además, este plato elimina los remordimientos de comer postre porque, aunque esté dulce y riquísima, no deja de ser fruta, verdad?
Ingredientes:
1 piña,
1 naranja,
2 cucharadas de miel,
1 cucharada de canela,
1 cucharada de jengibre fresco,
1 cucharilla de vainilla.
Pelamos la piña eliminando el corazón y cualquier vestigio de corteza.
Cortamos la piña en trozos grandes y reservamos.
En un bol ponemos el jugo de la naranja, la miel, la canela, el jengibre natural rallado y la vainilla. Removemos para integrar bien todos los ingredientes y añadimos la piña troceada.
Dejamos la piña marinando en el líquido durante una hora y removemos de vez en cuando para que todos los trozos se impregnen bien del líquido.
Pasado el tiempo de marinado, sacamos los trozos de piña y los ponemos en un recipiente para horno a 200 º C durante unos 10 minutos. Deben quedar dorados.
Mientras la piña se asa en el horno, ponemos el líquido de marinar en una sartén a fuego alto hasta que reduzca. Debe quedar una tercera parte más o menos y una textura no demasiado densa porque a medida que se enfríe se irá haciendo más consistente y gruesa. Colamos la salsa en caliente y reservamos.
Cuando tengamos la piña dorada y la salsa colada podemos emplatar. Este postre puede adornarse y completarse de diferentes formas. Con unas fresas o frambuesas, con nata (crema de leche) y almendra tostada….Nosotros esta vez hemos acompañado nuestra piña asada de unas hojas de menta fresca, unas nueces garrapiñadas y unos toques de salsa de naranja y jengibre sobre la piña y en el plato.
Recomendamos servirla tibia pues es como se aprecian mejor todos los sabores, pero fría está también estupenda.