Fueron unos años duros, años en los que tenía que viajar por toda la península ibérica, mi madre había fallecido y mi hijo aún era muy pequeño, por lo que desplazarme hasta las delegaciones de la empresa en la que trabajaba, distribuidora de los relojes japoneses Orient, a veces me resultaba muy difícil y hasta cierto punto penoso por el tiempo y la distancia de mis desplazamientos.
Orient, tenía oficinas en Madrid, Barcelona, Valencia, A Coruña y Bilbo, ésas eran las ciudades a las que me desplazaba casi cada mes y desde ella, con los agentes comerciales o con los delegados visitaba a nuestros mejores clientes. Así me veían en aquellos años.
En uno de aquellos viajes de mediados de los 80, llegué a Bizkaia…..Y desde Bilbo hasta Bermeo, adentrándome en parajes hermosísimos, descubrí paisajes maravillosos, donde arenales, marismas y pastos verdes acogían caseríos centenarios. Y de fondo, siempre el mar, ése mar bravío tan diferente a la mar que baña mi Málaga.
Recuerdo que cuando llegué a Bermeo, uno de los pueblos más emblemáticos de Euskadi, el cielo estaba encapotado y noté ése chirimiri suave, frio que daba ése brillo que da la lluvia a las calles, pero olía a salitre. Sin darme cuenta, mis pasos me llevaban al borde del mar, una mar calma reflejaba las figuras de los barcos pesqueros y botes amarrados dentro del muelle. Un muelle rodeado de edificios de colores, con balconadas que miran al horizonte.
Y es que Bermeo, es un pueblecito con sabor marinero con una larga tradición pesquera y por ende, cuenta también con una larga tradición conserveraderivada de la pesca artesanal de anchoas, bonitos o verdeles, por citar algunas especies.
No es de extrañar que la gastronomía de Bermeo esté marcada por una fuerte esencia marinera. Uno de sus platos más tradicionales es el bonito en piperrada (una guarnición elaborada con pimientos, cebolla y tomate).
Yo lo he preparado con Bonito de Bermeo (Conservas Serrat), bonito en conserva en aceite de oliva….
y sinceramente está espectacular de rica, sobre todo si se hace con una conserva de la calidad de Conservas Serrat.
¿Como la hice?
Ingredientes para dos personas:
Un pimiento rojo, uno verde, media cebolla blanca dulce (tipo cebolleta), un diente de ajo, seis tomates cherry, cuatro trozos de bonito del norte, dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra, una cucharada sopera de vinagre de vino, cuatro cucharadas soperas del aceite de la conserva del bonito, una ramita de perejil fresco y sal.
Los pasos a seguir:
Lavar los pimientos y secarlos con papel de cocina.
En una fuente especial para horno, colocar los pimientos echándoles por encima un chorreón de aceite de oliva e introducirlos en el horno previamente calentado a 180º C, dándoles la vuelta de vez en cuando hasta que estén bien hechos (con cuidado de que no se lleguen a quemar).
A media cocción introducir en la bandeja los tomatitos tipo charry.
Una vez asados los pimientos y los tomates, sacar la bandeja del horno, dejar enfriar.
Pelar los pimientos, despepitarlos y cortarlos en tiras finas, alargadas.
Cortar la cebolla en juliana y el diente de ajo en trozos pequeños.
En una sartén echar aceite de oliva y pocharlos a fuego lento con cuidado de que no se lleguen a quemar. Sacarlos con una espumadera y reservarlos.
En un cuenco echar el vinagre de vino, el aceite sobrante de la fuente donde se ha horneado la verdura y el aceite de la conserva del bonito, salar al gusto y con un colador emulsionar de forma que queden bien mezclados.
Presentar en plato hondo, con los pimientos en el fondo, la cebolla y los ajitos encima, los tomates en un lado y el bonito de Bermeo encima.
Espolvorear con perejil picado y regar con la emulsión de aceite y vinagre.
Todos éstos recuerdos que hoy comparto, me han llegado desde el propio Bermeo de la mano de ésta gran empresa con más de 125 años de historia, que tiene por lema Arte en conserva.
Una de mis recetas entró en un concurso, receta que resultó ganadora y por ése motivo me enviaron éste estupendo detalle: un estuche repleto de sus exquisitos productos….La Empresa: Conservas Serrat
¡¡ Qué decirles…..tendrán que probarlos !! Realmente excepcionales. Suelo presumir de ser una buena conocedora de los productos del mar, no sólo por tradición familiar, al ser mis mayores pescadores (vuelvo a contar que la barca de mi abuelo, una jábega, se encuentra en el Museo Maritimo de Barcelona), tampoco por mi afición y pasión por el mar (soy buzo SSI desde hace muchos años), ni tan siquiera por ésa enseñanza de mi madre quien trabajaba en las conserveras del Palo (barriada marenga donde nací y donde están mis orígenes)….gracias a ella aprendí a preparar anchoas o arencas en aceite de oliva, las compro en salazón y las preparo con el esmero que ella me inculcó.
Por todo ello, valoro ése esfuerzo, el trabajo y la dedicación que conlleva éste tipo de tradiciones artesanales…que no se deben perder.
He degustado las sardinillas, enteras, en tostadas con su propio aceite, realmente espectacular. Pero han sido con las anchoas con las que me cayeron dos lagrimones, les puedo asegurar que éstas anchoas, como el buen jamón han de comerse tal cual, ninguna receta las mejora. Y el aceite que queda, mojando piquitos o crujientes de pan……¡¡ como dijo hace unos días el gran chef malagueño cuyas estrellas Michelin brillan en Marbella, mi admirado Dani García: ésto si que es alta cocina !!
Con el bonito del norte, agradeciéndoles el detalle a Conservas Serrat, he preparado ésta receta, una piperrada plato tradicional de Bermeo. ¿Gustan?