Después de probar y probar diferentes masas de pizzas he encontrado la que buscaba, y por eso he decidido bautizarla como "La definitiva".
Me gustan todos los tipos de base para pizza, pero los que de verdad me vuelven loca son las bases gruesas, con los bordes gorditos. Esos bordes que te los llevas a la boca y puedes deleitarte con el sabor del pan tostado en el horno.
Nunca he podido entender que se dejen los bordes de las pizzas en el plato...¡A mí es lo que más me gusta! Claro, que en muchos de los casos los bordes son la parte más seca de la pizza.
No ocurre esto en este caso. Se trata de una basa crujiente por fuera, a la vez que esponjosa por dentro. Y os animo a probarla. Sólo necesita un poco de organización, ya que la masa necesita una hora de reposo. Durante esa hora podemos ir preparando el relleno de la pizza.
En este caso, y aunque sé que puede parecer raro, la pizza no lleva queso. El motivo fundamental es que mi hermana no lo soporta. Otro de los motivos es que el trozo pequeño de queso que quedaba en la nevera, que yo había cortado en láminas finitas, y que había dejado en la mesa de la cocina a la espera de añadirlo a la pizza después de apartar el trozo de mi hermana, desapareció. Sí, salí de la cocina y a la vuelta el queso no estaba... No me costó adivinar quien fue el "ratoncito" de mi cocina ya que vino directamente a buscarme para decirme si había más queso de ese tan rico que había encontrado en la mesa...
Ingredientes
Para la masa (para una pizza de unos 4 comensales):
- 300 gr. de harina de trigo
- una cucharada rasa de sal
- 10 gr. de levadura fresca de panadero
- 200 ml. de agua
* Si queréis preparar una pizza del tamaño de la bandeja del horno tendréis que doblar las cantidades especificadas.
Para el relleno:
- 3 tomates
- 100 gr. de pimientos rojos asados
- 1 cebolla
- 200 gr. de pavo en filetes
- sal
- orégano
- aceite de oliva
- unas gotitas de zumo de limón
* Opcional: podéis ponerle queso y una aceitunas (yo no lo hice)
Modo de preparación:
En primer lugar prepararemos la masa. Para ello pondremos en un recipiente grande la harina.
Templaremos un vaso lleno de agua en microondas. Sólo templarlo, no tiene que ser caliente. Disolveremos la levadura en el agua.
Añadiremos, poco a poco, el vaso con el agua y la levadura.
En un poquitín de agua disolveremos la sal y también se lo añadiremos.
Lo mezclaremos todo bien, hasta que esté todo integrado. Amasaremos un poco con la mano hasta que veamos que la masa se despega de nuestras manos.
Yo no suelo amasar durante mucho tiempo la pizza, unos 10 minutos aproximadamente. Durante este tiempo estiraremos nuestra masa y plegaremos sobre sí misma varias veces. Podemos alternar el amasado con pequeños golpecitos a la masa.
Una vez amasada, la pondremos en un recipiente grande bien cubierto de un paño limpio. El recipiente debe tener la capacidad suficiente para que la masa doble su volumen.
Si queremos que la masa doble su volumen en aproximadamente una hora es conveniente que se encuentre en lugar donde haya una temperatura templada.
Pasada una hora, destaparemos la masa y veremos que ha aumentado su volumen. Si por el contrario, vemos que no ha levado la solución es dejarlo en reposo más tiempo.
Una vez que comprobamos que la masa ha doblado su tamaño, la pasaremos a una superficie lisa y previamente enharinada (podéis hacerlo en la encimera de vuestra cocina que habréis limpiado para este fin).
Con la ayuda de un rodillo la estiraremos, dándole la forma que deseemos.
Después de esto, pasaremos la masa estirada al horno unos 10 minutos a 190ºC. Cuando veamos que la masa está dura exteriormente la sacaremos del horno.
Pondremos el relleno por encima, bien repartido. Y al horno de nuevo. En esta ocasión yo suelo poner más temperatura al horno, unos 200 ºC. Nuestra pizza estará lista cuando veamos que los bordes empiezan a dorarse.
En cuanto al relleno, vamos a prepararlo aprovechando el tiempo de levado de la masa.
En primer lugar, haremos una base de tomate. Una forma rápida de preparar una salsa de tomate casera es la siguiente: Lavaremos bien los tomates y los cortaremos a trocitos que iremos poniendo en el vaso de la batidora. Añadiremos los pimientos asados en trocitos. Pocharemos en una sartén un cebolla bien picadita y se lo añadiremos al vaso de la batidora. Añadiremos también sal, una cucharadita pequeña de azúcar, orégano y unas gotitas de zumo de limón. Lo mezclaremos todo con la batidora. Cuando no quede ningún trocito y esté todo bien triturado lo pasaremos a una sartén para que la salsa de tomate reduzca durante unos 10 minutos.
Por otro lado, cortaremos en tira finitas los filetes de pavo y los saltearemos en un sartén. Cuando la salsa de tomate esté lista y las tiras de pavo también, los mezclaremos.
¡Y listo nuestro relleno!
* Si os decantáis por preparar esta salsa de tomate casera "con pimientos" para otro plato que no sea pizza o pasta, podéis prescindir del orégano.
Con todo el fin de semana por delante no hay excusas para no prepararla... ¡Con lo bien que se prestan los viernes y los sábados por la noche a las pizzas! Y si son caseras, mucho mejor.