You all know Im a huge fan of healthy food, so I wanna share with you what you can find in my fridge and pantry, and some tips on eating healthy.
A veces algunas amigas me preguntan cómo hago para comer tan bien siempre, y la respuesta es bastante fácil: intento comprar la mayor cantidad de comida sana y natural que puedo. Obviamente, también caen algunas cosas que no son tan sanas pero a las que no me puedo resistir, como el chocolate, pero intento que sea poca cantidad y tenerlo más bien escondido para no acordarme de él muy a menudo. ;)
Y es que hay una palabra clave en todo esto: Planificación. Si un día a la semana piensas un rato lo que vas a hacer de comidas y cenas en los días siguientes, es más fácil que planees cosas sanas y que compres en consecuencia. Porque cuando uno llega a casa a las y pico muerto de cansancio lo primero que piensa en hacer de cenar es algo rápido y fácil que además nos alegre un poco después del duro día que llevamos encima (os estoy mirando a vosotras, salchichas rellenas de queso). Pero si tenemos unas verduras cortadas en un táper a las que podemos dar un par de vueltas en la sarten y añadirles un poco de pechuga de pollo que ya habíamos hervido y teníamos reservada, tardamos lo mismo y la cena es mucho más sana, ¿o no? O podemos hacer unas fajitas de salmón y aguacate... (por cierto, hace tiempo os di unas recetas de cenas sanas).
En fin, os voy a enseñar mi frigorífico y mi despensa para que veáis qué hay en ellos:
De arriba a abajo, podéis ver:
Aunque procuro hacer mi propio hummus, a veces compro el de Mercadona porque es un recurso fácil para las cenas rápidas de las que hablábamos antes. Acompañado de unos bastones de pepino, apio y zanahoria está buenísimo.
También tengo siempre yogur griego que uso en batidos, postres, desayunos y hasta para hacer mi propia salsa para las ensaladas césar.
Otra cosa que suelo tener son taquitos de jamón -y bacon, lo reconozco, jeje- para saltear verduras.
En mi nevera también se pueden encontrar tartas caseras. Qué le vamos a hacer, me pierde el dulce, así que procuro que al menos sean postres caseros en los que puedo controlar la cantidad de azúcar o sustituirla por stevia.
El bol blanco tiene la pechuga de pollo de la que os hablaba antes.
La tercera balda sólo es mía a la mitad. ;) Yo no bebo nunca refrescos, aunque sí cerveza de vez en cuando. Y el táper de los embutidos tiene principalmente queso y pechuga de pavo en lonchas. Me pierden las chacinas, la casquería y todo eso, pero procuro comer sólo de vez en cuando.
En esta foto podéis ver mejor la balda de abajo y los cajones, que es donde guardo la verdura -la fruta la tengo fuera del frigorífico porque no me gusta nada comerla fría-. Siempre tengo espinacas, berenjenas, calabacines, cebollas, apio, tomates, pimientos, lechuga, pepinos, zanahorias... Todo lo que me sirva para hacer ensaladas, pisto, tabulé, green smoothies y cualquier cosa que lleve verduras. Me encanta.
Ah, el bote que se ve a la derecha es crema de anacardos orgánica. La uso para ponérsela a los smoothie bowl o para las tortitas de arroz del desayuno, y le pongo encima arándanos. La uso igual que la de cacahuete casera que hago.
Por cierto, no se ve carne ni pescado porque los suelo congelar. Como tenemos esta agenda tan impredecible, nunca sé cuándo cenaremos en casa, así que prefiero no arriesgarme a que se me pongan malos y congelarlos directamente cuando los compro -salvo que tenga algo previsto-. Siempre tengo pechuga, solomillos y sobremuslos de pollo, algo de pavo, y salmón.
Otra cosa que suele haber en mi congelador son judías verdes y guisantes, que se hacen en un pispás y arreglan una cena.
Más cosas que siempre tengo a mano: huevos, clara de huevo, bebidas vegetales y salmón ahumado. También margarina, mayonesa, ketchup, mostaza, salsa de soja, reducción de vinagre de módena... De todo ello procuramos no abusar, pero hay que tener, ¿no?
En cuanto a mi despensa, en ella no falta pasta, arroz, legumbres (principalmente lentejas y garbanzos), atún, más huevos, patatas, quinoa, miel, polen de abeja, algunos frutos secos (avellanas tostadas, pasas, cacahuetes) y recursos rápidos como las tortillas de trigo para las fajitas o las latas de champiñones. Y el puré de patatas de sobre que, lo reconozco, me encanta -pero no lo hago casi nunca-.
También tengo siempre proteína en polvo, leche de varios tipos (normal, vegetal, en polvo porque la normal se me echa a perder a veces...), pan de molde, tortitas de arroz, aceite de oliva y girasol, vinagre de Jerez y de manzana... Y lo que no se ve es harina, azúcar, caldo concentrado y esas cosas que no quiero que vea una nutricionista que tengo por amiga (va por ti, N!!! Jajajaja).
En fin, como veis, nada raro, la verdad. Lo que cualquiera puede comprar en cualquier súper de barrio -salvo las cosas más en plan eco y eso, que las compro en tiendas especializadas, pero que también se encuetran cada vez más fácilmente-.
No os he enseñado mi cajón de la vida sana, que está lleno de infusiones, tés, maca, té matcha, moringa, semillas de chía, coco rallado, aceite de coco, cacao en polvo sin azúcar y avena porque también tengo en él turrón, chocolate Nestlé y chocolatinas del Mercadona, que entonces se os cae el mito, jajaja.
Para terminar, una reflexión. ¿Habéis oído esa frase de que "los abdominales se hacen en la cocina"? Pues es completamente cierta. Lo que comemos influye mucho en nuestra figura, como es normal. Hay quien dice que el ejercicio es un 20% y la dieta un 80%, y creo que tiene razón (aunque yo lo pasaría a un 40%-60%). Por eso es tan importante planificar bien lo que compramos y lo que cocinamos y comemos.
¿Qué os parece lo que hay en mi nevera y despensa? ¿Se parece a lo que hay en la vuestra?