La receta de nuestros «Turbo Pasteles de Manzana y Hojaldre como el que hacen en las confiterías» apenas lleva una finísima lámina de hojaldre del supermercado, un poquitín de crema pastelera de vainilla y unos trozos de manzana. Si además os decimos que apenas se tarda 10 minutos en hacerla, que son exactamente igual que los comercializados y que con una sola plancha de 250gr. de hojaldre se pueden elaborar unas 6 unidades bastante generosas, no hay excusa para poneros manos a la obra y fabricar en casa un dulce ligero y tan sencillo de hacer que os podríais estar alimentando sólo con él y con batidos de Nutella -para pasarlo- durante el resto de la semana.
INGREDIENTES
Una lámina de hojaldre de repostería de 250 gr.
Crema pastelera de la bollería de toda la vida
Una manzana golden (de las amarillas)
Un sobrecito de gelatina de cobertura o un poco de mermelada de melocotón o albaricoque para decorar y dar brillo.
PREPARACIÓN
Lo primero es sentarte con un whisky, un puro y una camada de perros jugadores de póker para motivarte, porque prácticamente la receta se hace sola. Por lo pronto precalentaremos el horno a 200ªC.
Estiramos la masa de hojaldre con un poco de harina si hiciera falta, hasta obtener un grosor de un par de milímetros en el caso de que venga muy gruesa. En nuestro caso no tuvimos que hacer absolutamente nada. Tal cual la desenvolvimos, la pusimos sobre la mesa y ¡a igualar!
Cortamos un poco los bordes para que queden perfectamente cuadrados y uniformes, y dividimos la masa en seis trozos con ayuda de un cuchillo. Nada de hacer el gesto de serrar o destrozaremos el hojaldre que estará bastante blandito y probablemente algo húmedo por la condensación de la nevera . Dejamos caer el cuchillo sobre la masa, presionamos y que la gravedad haga el resto. Quien dice seis, dice ocho. Todo dependerá del tamaño del pastel con el que queráis cebar a vuestros comensales.
Con ayuda de una manga pastelera o de una cuchara grande, aplicamos un chorrito de crema pastelera en el centro sin extenderla. El calor del horno hará ese trabajo por nosotros. Imaginad vuestros michelines desbordándose hacia los lados y secándose en una tumbona bajo el sol. Eso mismo ocurrirá si aplicamos demasiada crema y además la extendemos. Una capa de crema gordita y compacta no se secará y mantendrá el pastel más jugoso.
Pelamos y cortamos la manzana en rodajas como si no hubiera un mañana y distribuimos unas rodajitas sobre la crema, cubriéndola a lo largo de toda ésta. Tras los interminables cinco minutos de durísimo trabajo que llevaremos invertidos en la receta, lanzamos otro sorbo al whisky, otra calada al puro y tras igualar la apuesta a la del mastín y el bulldog que continúan en la mesa de juego, seguimos con al labor.
Introducimos nuestros pasteles en el horno, cuya temperatura habremos reducido a 180ºC, aproximadamente la misma que la parte metálica de los cinturones de seguridad del coche durante esta época del año, y los hornearemos sobre unos 17 minutos, o hasta que el hojaldre comience a dorarse. No os paséis o se tostará en exceso y amargará como lamer el culo de un pepino untado en gomina.
Una vez horneado observaréis como el hojaldre se ha levantado a través de toda su superficie, excepto por la zona central donde el peso de la manzana y de la crema lo ha impedido y eso le da un aspecto espectacular. Una apariencia de pastel de manzana de verdad, de toda la vida.
Pero para hacerlo aún más sexy, vamos a emplear un poco de gelatina para dar brillo. Este preparado decorativo viene en unos sobrecitos que hay que diluir en un poco de agua caliente con azúcar y lo venden en cualquier «Lidl». Sorprende las pequeñas sorpresas para la elaboración de repostería que pueden encontrarse puntualmente en este supermercado.
Una vez diluido, obtendremos una solución espesa, dulce y absolutamente neutra -no sabe a nada- que extenderemos generosamente por toda la superficie con ayuda de una brocha o una cuchara. ¿No tenemos este preparado? No hay problema. Podemos aligerar un poco de mermelada de melocotón o albaricoque con un poco de agua y nos servirá igualmente. Aunque parezca lo contrario, este paso no sólo añadirá brillo y vistosidad, además eliminará un poco de esa excesiva tendencia del hojaldre a autodestruirse con cada bocado, ablandándolo un poco y dándole ese toquecito fresco que todo hojaldre pide a gritos.
Y et voilà!, una receta de pastel de manzana ultra-barata, mega-sencilla, más rápida que una colitis en verano y uno de esos dulces que, como el jamón, gusta a casi todo el mundo.
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