¿A quién no le gusta la tarta de manzana templada, con unos suaves matices de fina canela, acompañando al café de la tarde mientras se descansa en la sobremesa, arropado bajo faldas de mesa y braseros encendidos, entre las hojas de un libro o navegando por capítulos y capítulos de tus series favoritas de Netflix? Oído cocina. Hoy vamos a sacaros del sopor otoñal con una receta sencilla y súper sexy: Rosas de Manzana y Hojaldre.
Es lo que viene a ser una tartita de manzana que se come en un par de bocados, pasada por un filtro de amor y ñoñería que queda la mar de cuqui sobre la mesa, así engañaréis vilmente a los detractores de este postre y cuando lo hayan mordido no podrán dar marcha atrás.
Para hacer este postre necesitaremos la crema pastelera que os enseñamos a elaborar en «La receta de las Caracolas de Crema que también son cuernos mágicos de unicornio de monte», es decir, una crema muy fácil y sencilla de preparar que apenas lleva harina, azúcar, colorante y vainilla. El comodín de las cremas. Una base que vale casi para todo y que un día probaremos a emplear para depilarnos.
INGREDIENTES (para 6 rosas súper ñoñas de manzana)
2 manzanas rojas
El zumo de 1 limón
Agua
Canela
Crema pastelera
1 lámina de hojaldre
PREPARACIÓN
Seamos francos, lo que más puede ralentizar la realización de una receta es depender de otros preparados como, en este caso, la crema pastelera. Pero obviando ese detalle, y teniendo en cuenta que está tan buena que te la puedes comer a cucharadas mientras encargas un inodoro en el que te quepa el trasero si decides caminar por esta peligrosa senda, este postre se hace en apenas un rato.
Empezamos cortando las manzanas en láminas de un par de milímetros de grosor y sumergiéndolas en un cuenco con agua en la que habremos exprimido el limón, por aquello de que no se nos oxide la fruta y quede como los párpados resecos y ennegrecidos de un opositor dos días antes de un examen. Ojo al grosor, más tarde tendremos que manipular las láminas y si nos pasamos de gruesas harán un crack que ningún fisioterapeuta podrá reparar.
Tenemos que introducir el recipiente en el microondas y calentarlo durante unos maravillosamente teóricos tres minutos a máxima potencia en el caso de un microondas normal. En el nuestro de 800w. la manzana tardó unos ocho en comenzar a cocerse y reblandecerse sin llegar a deshacerse, pero claro, está operado de los nervios y se lo toma con calma resultando a veces desesperadamente lento. En realidad esto dependerá de la cantidad de agua que empleéis, de la temperatura de la misma y de la calidad de vuestro aparato. Lo mejor es ir probando y parar en el punto que hemos comentado antes: maleable pero consistente.
Tiramos el agua y dejamos escurriendo la manzana mientras nos ponemos manos a la obra con el hojaldre. Hemos utilizado una lámina de hojaldre del que puede encontrarse en cualquier supermercado, pero antes de nada vamos precalentando el horno a 180ºC.
Espolvoreamos la mesa con un poco de harina y lo extendemos con la ayuda de un rodillo, para cortarlos a continuación en láminas, añadiendo todo nuestro amor en forma de crema pastelera y canela, con la que vamos a untar la láminas en su justa medida, tampoco queremos que al enrollar se nos desborde... ¿o sí? Para calcular el ancho de la lámina fijaos en la foto. El ancho de cada una de ellas es algo menor del tamaño de dos de los trocitos de manzana juntos. Ahora veréis el porqué.
Seguimos colocando los trozos de manzana desde el centro de la lámina de hojaldre y a lo largo de ésta de forma que sobresalgan un poquito y lo enrollamos sobre sí mismo desde el extremo. Es más difícil de explicar que de hacer... y ¡tachan! ¡flores de manzana y hojaldre!
Ahora hay que introducirlas en un molde para magdalenas o cupcakes previamente engrasado, que sean capaces de contener tanto gordismo y lo hornearemos a 180ºC durante unos treinta minutos y la manzana parezca dorada.
Una de las $%"#-tadas de este postre es que no sabíamos cuando estaba cocinado el hojaldre porque, básicamente, no podíamos verlo y la humedad de la manzana tampoco ayudaba. De forma que nos quedó un poquitín crudo en el centro. Quizás sea buena idea bajarlo a la parte inferior del horno y dejarlo cocinar durante unos minutos más.
Una vez horneado, esperamos un poco antes de desmoldar y cuando esté frío podemos añadir el toque final decorándolo con azúcar glass y canela. En nuestro caso utilizamos un preparado gelatinoso de cobertura, de venta en supermercados, que proporciona un brillo espectacular.
¿Lo tenéis? avisadnos. El café lo ponemos nosotros.