Es ideal como entrante en una cena, antes de un plato un poco más contundente. Por la combinación de ingredientes nos puede recordar a una pizza, pero en esta ocasión no necesitaremos usar el horno, podemos pasar con una plancha o una tostadora.
Los ingredientes que necesitamos son:
Pan de molde sin corteza
Tomate maduro
Cebolla dulce o cebolleta
Olivas negras
Parmesano
Empezamos preparando el pan de molde, que “convertiremos” en la minicoca estirándolo con un rodillo, que nos quede bien plano. Cuando lo tengamos, lo pasaremos por la plancha o por una tostadora, con cuidado de que no se nos queme. En la tostadora, veremos que el pan se curva ligeramente, lo cual nos vendrá bastante bien para servirlo.
Para pelar más fácilmente los tomates, les hacemos un par de cortes en forma de cruz en la base y los escaldamos en agua hirviendo unos cinco segundos. Así los podemos pelar y cortar en trozos no demasiado grandes. Los ponemos en un colador para que pierdan la mayor agua posible.
La cebolla la cortaremos en una juliana fina y las olivas negras también las cortamos a rodajas finas. Ya tenemos todos los ingredientes listos y podemos empezar a montar la minicoca de tomate.
En cada rebanada de pan colocamos tres o cuatro trozos de tomate, intercalando entre ellas la cebolla en juliana y las olivas negras. Cuando lo tengamos montado, aliñamos con un chorro de aceite de oliva y, por encima, le rallamos una buena ración de parmesano. ¡A disfrutar!
Fuente: este post proviene de Quien tiene boca, donde puedes consultar el contenido original.
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