500 g de garbanzos
400 g de espinacas frescas
5 dientes de ajo
1 cebolla
1 tomate maduro
50 g de pan duro
1 hoja de laurel
1 cucharada de comino
1 cucharada de perejil picado
1 cucharada de pimentón dulce
Aceite de oliva
Azafrán en hebras
Sal
Pon los garbanzos en remojo con agua fría con sal desde el día anterior.
Escúrrelos y pon a cocer en una cazuela con 2,5 litros de agua, la hoja de laurel y un par de cucharadas de aceite de oliva. Deja cocer durante 40 minutos a fuego medio o hasta que comiencen a ponerse tiernos.
Prepara un sofrito en una sartén con un chorrito de aceite de oliva, la cebolla bien picadita y los ajos pelados. Cuando pasen 5 minutos añade el tomate troceado, el perejil picado y el comino y deja 10 minutos más a fuego lento, removiendo de vez en cuando. Añade el pimentón, remueve y aparta del fuego.
En la misma sartén del sofrito saleta el pan cortado en dados.
Pasa el sofrito por la batidora junto con el pan frito.
Añade el sofrito triturado a la cazuela con los garbanzos, cuando estén ya casi tiernos.
Rectifica de sal si es necesario y adereza con las hebras de azafrán.
Cuando rompa a hervir de nuevo añade las espinacas lavadas y troceadas y deja cocer 10 minutos más.
Sirve en un plato sopero bien caliente.