Este mes hemos estado de celebración, mi pequeño gran hombre ha hecho 4 añitos, qué rápido ha crecido y qué rápido se nos escapa el tiempo.
Hoy, por ello, os traigo una receta de tarta, ya sabéis que suelo hacer muy poco dulce en casa, pero el poco que hago, me gusta traéroslo aquí para que lo disfrutéis junto a nosotros.
Por lo tanto, os traigo una receta de tarta, es una Red velvet pero como sabéis, soy intolerante a la lactosa, por lo que os la presento apta para intolerantes a la lactosa.
Que la disfrutéis.
¿Comenzamos?
Ingredientes.-
275 gr de harina de trigo
25 gr de cacao sin azúcar en polvo
300 gr de azúcar
130 gr de mantequilla sin lactosa
1 cucharadita de levadura Royal
1 cucharadita de bicarbonato
2 huevos
250 ml de buttermilk: (se hace con 250 ml de leche entera sin lactosa y un chorrito de zumo de limón)
1 cucharadita de vainilla
2 cucharadita de vinagre de vino blanco (también puede ser de sidra)
Un cuarto de cucharadita de sal
Colorante rojo en pasta
Para el frosting de queso:
600 gr de queso crema sin lactosa
150 gr de mantequilla sin lactosa
300 gr de azúcar glass
2 cucharadas de vainilla
Preparación.-
Lo primero que tenemos que hacer si no lo tenemos, es el buttermilk. Ponemos 250 ml de la leche entera sin lactosa en un bol y le añadiremos un chorrito de zumo de limón (yo suelo echar el zumo de un cuarto de limón).
Dejamos reposar durante al menos quince minutos. Pasado este tiempo, parecerá como si la leche se hubiese cortado, esa es la textura que estamos esperando, en ese momento, estará perfecto.
En un bol tamizaremos la harina, el bicarbonato, la sal, la levadura y el cacao, mezclamos bien y reservamos.
En otro bol, mezclaremos la buttermilk, el vinagre, el colorante y la esencia de vainilla. Os recomiendo usar el colorante en pasta, porque el color es más intenso y más cubriente, yo lo utilicé en líquido y no cogió casi color.
En un tercer bol, batimos la mantequilla con el azúcar hasta obtener una crema.
Incorporamos los huevos uno a uno, batiendo bien cada vez, y hasta que el huevo no esté bien incorporado, no añadiremos el siguiente.
Vamos añadiendo a esta mezcla de manera alterna, el contenido de los otros boles de sólidos y líquidos en veces, comenzando por la harina.
Untamos con mantequilla sin lactosa, el molde que vayamos a utilizar, vertemos la mezcla y horneamos con el horno precalentado a 175º durante 30 minutos.
Si tenemos previsto hacer una tarta de varias capas, nos interesa hacer bizcochos más finos, que pueden tardar menos tiempo de horneado, nos ahorramos cortar la tarta y que quede irregular.
Retiraremos el molde del horno y lo dejamos enfriar en una rejilla sin desmoldarlo. Una vez esté templado, podremos dar la buelta y quitar el molde sin dificultad.
Sería una gran idea hacer el bizcocho 24 horas antes de utilizarlo, así la miga estaría sentada antes de montar la tarta.
Vamos a preparar el frosting de queso y la decoración.
Para preparar la cobertura, es necesario que la mantequilla y el queso estén a temperatura ambiente.
Batiremos primero la mantequilla con el azúcar hasta obtener una crema casi blanca.
Ahora es el momento de añadir el queso crema y la vainilla y batiremos muy bien con la varilla.
Vamos a montar la tarta.
Cortamos el bizcocho, en caso que sólo hayamos hecho uno, con mucho cuidado, con un cuchillo de pan, con la hoja de sierra que nos facilitará el corte limpio, en las capas que deseemos aunque, yo recomiendo cortar como mucho en tres capas.
Con una lengua, esparciremos la crema encima de cada una de las capas de bizcocho.
Terminaremos tapando con crema las paredes y la parte alta del bizcocho.
Fue la primera vez que hacía esta tarta y no tiene un gran aspecto, pero os aseguro que tras tanto trabajo, el resultado si no es muy apetecible, está riquísimo. Creedme, el curro que lleva, merece la pena.
La próxima vez que haga, os pondré las nuevas fotos, espero que el aspecto sea mucho mejor.
A disfrutar.