Hay días que de repente se te antoja algo y tienes que ponerte a ello. Muchas veces no es posible, porque no es el momento, no tienes lo necesario para saciar el antojo, o simplemente porque es difícil de cumplir. Pero otras si y rápidamente corres a cumplir tus deseos.
Así me pasó a mi el otro día con los macarons. Estaba de lectura mientras disfrutaba del buen tiempo y en el libro no hacían otra cosa que prepararlos y claro, a mi no me gustan nada los macarons, vamos, ¡nadita! Y como no me gustan nada, abandoné el sol y la lectura y me metí en la cocina a prepararlos.
Tengo que confesaros que ya tenía antojo de ellos desde el día anterior. Resulta que mi chico estuvo trabajando fuera por lo que no vino comer a casa y cuando llegó a la noche lo primero que me dice es que adivine lo que le pusieron de postre. Debió de ser lo único que no le respondí, ni de lejos iba pensar yo que en un menú del día le iban poner macarons de postre. Pero sí, resulta que en el menú había buffet a escoger y él que es muy pillo se fue a por los macarons. Ya le dije que me tenía que llevar a comer allí para catarlos, jeje.
Me hizo mucha gracia que su compañero no los cogió porque no sabía lo que eran y luego le preguntó y mi chico le dijo que eran un quebradero de cabeza para quien los quería hacer, jeje. Vamos, ¡que su compañero quedó en las mismas!
Hace tiempo que tenía ganas de hacer red velvet en versión macarons y como tenía un poco de crema que me había sobrado de una tarta, aproveché la ocasión. Riquísimos, con toque de chocolate y vainilla en las conchas y el relleno de crema de queso.
INGREDIENTES:
Conchas:
135 gr. de azúcar glas
90 gr. de almendra molida
10 gr. de cacao en polvo
70 gr. de clara de huevo
35 gr. de azúcar
1/2 cucharadita de vainilla
un poquito de colorante rojo
Relleno:
50 gr. de queso crema
50 gr. de mantequilla
125 gr. de azúcar glas
PREPARACIÓN:
Para las conchas tamizamos el azúcar glas con la almendra y el cacao un par de veces.
Batimos las claras de huevo, cuando empiecen a espumar le añadimos el azúcar y seguimos batiendo. Añadimos la vainilla y el colorante cuando estén casi montadas.
Integramos la mezcla tamizada en las claras con movimientos envolventes teniendo cuidado de no pasarse y que quede demasiado fluída.
Vertemos en una manga pastelera con boquilla redonda y vamos formando circulitos de masa sobre papel de horno puesto en las bandejas. Las dejamos secar completamente hasta que al tocar con el dedo no deje marca.
Precalentamos el horno a 140º y horneamos unos 13 minutos. Dejamos enfriar sobre una rejilla, primero en la bandeja y luego los despegamos con cuidado.
Para el relleno batimos la mantequilla con el azúcar. Cuándo este bien mezclado añadimos el queso y batimos hasta integrar.
Rellenamos los macarons y los metemos en la nevera hasta un ratito antes de consumir.
Coged!!!