Los cordobeses preparamos esta receta durante todo el año, de hecho, desde que recuerdo, en el frigorífico de casa de mis padres nunca falta un bol lleno de salmorejo para comer o cenar, para cuando se quiera.
Es un plato muy saludable, bajo en calorías, no contiene colesterol y es rico en vitaminas y ácidos grasos monoinsaturados.
Pero a mí me gusta experimentar, y buscar nuevos sabores aunque mantenga también los de siempre. Y con el salmorejo me gusta hacerlo, quizás porque me gusta mucho y para no estar siempre repitiendo el mismo sabor, intento añadirle otro toque de vez en cuando.
Ya compartí con vosotros el salmorejo de higos, un poco más dulce que el tradicional y que está delicioso.
Aprovechando que es temporada de cerezas y que quería unirme al reto de este mes de Facilísimo, "Mes de la cereza/picota", vamos a hacer un salmorejo de cereza.
Esta receta aporta las propiedades y beneficios tanto de las verdura como las frutas de color rojo, ayudándonos a estimular nuestro sistema inmunológico, mejorar la circulación de la sangre y la absorción del hierro, retrasar el envejecimiento, proteger nuestra piel del sol, mejorar el estado de ánimo y a protegernos contra enfermedades cardiovasculares, de carácter neurológico y el cáncer (próstata, estómago, mama, pulmón y cuello de útero). Además son potentes antioxidantes con efecto antiinflamatorio.
Vamos con los ingredientes que necesitamos:
400 g de tomates
600 g de cerezas
150 g de pan
100 g de aceite de oliva virgen extra (aove)
1 diente de ajo
10 g de sal
1 chorreoncito de vinagre de módena
Los tomates tienen que estar maduros y, aunque para el salmorejo cordobés y el salmorejo de higos los tomates se pueden pelar previamente, en este caso no lo vamos a hacer.
El pan que vamos a utilizar es del día anterior.
La sal que vamos a añadir es gorda, en mi casa siempre se ha hecho así.
El vinagre va a potenciar su sabor, la cantidad depende del paladar de cada uno, al gusto.
Preparación:
Lavamos y secamos bien tanto los tomates como las cerezas.
A continuación, vamos a deshuesar las cerezas y para ello, he optado por el siguiente truco.
Para ello necesitamos una botella y una pajita, colocamos la cereza en la boca de la botella y presionamos el corazón de la cereza, el hueso cae en el interior de la botella y el fruto lo echamos en el vaso de la batidora o del manipulador de alimentos con el que vamos a hacer el salmorejo.
No tiro los huesos, en mi cocina no se tira nada, ya os comentaré en otro post en que los utilizaré.
Una vez hemos terminado de deshuesar las cerezas, partimos en cuartos los tomates y los añadimos al vaso de la batidora, cerramos y batimos.
A continuación lo colamos para quitar los restos de piel tanto de las del tomate como de las cerezas, así como las pepitas de los tomates y obtener una crema más fina y suave.
Pelamos el ajo, le quitamos el centro para que no se repita y reservamos.
Lavamos el vaso de la batidora y secamos bien. Añadimos la crema de tomate y cereza, el ajo, el aove y la sal. Batimos.
Troceamos el pan y lo añadimos a la crema, dejamos reposar unos minutos para que se ablande y sea más fácil de triturarlo. Batimos.
Para terminar, le echamos un chorreoncito de vinagre y volvemos a batir.
Es importante probarlo y añadir lo que veamos necesario. En mi caso, suelo añadir solo vinagre si lo necesita, pero nada más.
Vertemos la crema en un bol, jarra o botella y lo metemos en el frigorífico durante un par de horas para que esté bien fresco a la hora de servirlo.
Presentación:
Lo podemos servir en un plato hondo, cuenco o cazuelita, como lo hacen en Córdoba. Rociamos con un chorreoncito de aove, espolvoreamos unas pipas de calabaza y colocamos unas cerezas para coronar el plato.
Las pipas de calabaza las podemos sustituir por unos pistachos troceados. Y las cerezas se pueden sustituir por unas virutas de jamón, el toque tradicional del salmorejo, que siempre queda bien.
¿Qué os parece? ¿Lo habéis probado? Está buenísimo.
Bon appétit!!!