Reconozco que en casa la que más come sardinas soy yo y suelen ser de latas en AOVE, aunque alguna que otra vez hacemos las "Sardinas en salazón" sobre una tosta para aperitivo. Si viviésemos en un chalet o casa de campo donde tuviésemos una barbacoa y el olorcillo volase libre no habría problema, pero cocinarlas en casa tiene un riesgo y ese es su principal problema, que luego no sacas el olor ni vaciando varios botes de ambientador.
Pero los expertos recomiendan comer sardinas porque es un pescado azul rico en omega-3, que ayudan a disminuir los niveles de colesterol y de triglicéridos, además disminuye el riesgo de aterosclerosis y trombosis. Por este motivo, es recomendable el consumo de sardinas y otros pescados azules en enfermedades cardiovasculares. Su contenido proteico también es elevado y además cuenta con vitaminas como la A, D, E y B (B12, B1 o niacina).
Así que he encontrado una receta que permite comer sardina fresca sin apestar toda la casa:
INGREDIENTES - 2 personas
6 - 8 sardinas limpias y sin espinas
2 patatas pequeñas
1 cebolla pequeña
Sal
Aceite de oliva
1 diente de ajo grande
perejil picado
PREPARACIÓN
Cortamos las patatas en rodajas y la cebolla en juliana, colocamos en una fuente para horno, salamos y echamos una cucharada de aceite. Horneamos a 200ºC-220ºC durante 30 minutos, con el horno previamente calentado.
Preparamos un sofrito en una sartén con un chorrito de aceite, el ajo finamente picado y el perejil, que se doren un poco los ajos. Colocamos las sardinas sobre las patatas, le vertemos el aceite con el sofrito y horneamos durante 5-7 minutos.
No da tiempo a que se quede el olor y el resultado es riquísimo, ¡os lo recomiendo!
Valor nutricional x ración (aprox)
Kcal
327,5
Proteínas (gr)
24
Hidratos de carbono (gr)
14,5
Grasas (gr)
19
Acompaña este plato de pescado con una ensalada y tendrás un menú muy rico, variado y completo.
¡Besitos y feliz fin de semana!
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