¿Os gusta San Valentín? ¿Lo celebráis? ¿Y si este año organizamos una cenita por todo lo alto? Imaginalo, la mesa puesta con velitas, un par de copas de ese vino que os gusta, unos entrantes y de plato principal... este solomillo, que ya te garantizo que bueno está como para eso, para celebrarlo. Y luego unas fresas, una copita de cava... Apaga la tele, que la conversación es más importante que cualquier cosa que programen. ¿Te hace el plan?
Pero es que... la verdad es que antes de seguir tengo que confesar que yo muy fan, muy fan no soy de este santo y de su día. Es uno de esos eventos que me parecen más comerciales que otra cosa y me aburre que me obliguen a estar todo el año pensando en el próximo regalo. De la Navidad a San Valentín, de San Valentín a San José, luego el día de la madre, luego el del libro, papá Noel... Que conste que me encanta regalar y buscar cositas para mis seres queridos pero no así, por obligación y porque el centro comercial de turno se lo haya inventado.
En su favor, si es verdad que hay que valorarle el hecho de propiciar un día para la pareja, para que nos acordemos de esa persona que tenemos al lado para lo bueno y para lo malo, y para agradecer y demostrar ese cariño que hace que no nos planteemos la vida en otro lugar. Por eso mismo me molesta tanto que se convierta en un negocio, que así termina desvirtuándose el motivo.
Así que este año, en lugar de terminar en cualquier centro comercial ¿por qué no regalamos algo que hayamos hecho nosotros mismos? ¿Por qué no demostramos el amor con amor? ¿Por qué no una cena romántica y una buena conversación?
Y si como a mí no os convence San Valentín, seguro que sí os apetecerá una buena cenita con la pareja o con quien os parezca y para eso este plato queda siempre por todo lo alto. Os confieso, ya que hoy andamos de confesiones, que es uno de mis platos estrella. No recuerdo muy bien donde encontré la receta, pero está de verdad buenísimo, la combinación de la nata (crema de leche) con los tres pimientos y el resto de los ingredientes propicia un sabor suave que llena el paladar. Y en casa, si no lo hago, me lo piden. Es entretenido pero de verdad que el resultado merece la pena.
¿Nos ponemos a ello? Necesitamos:
1 ó 2 solomillos ibéricos de cerdo. Sale bastante salsa así que, aunque con un solomillo tenemos la cena para dos personas, podemos hacer otro e invitar a alguien más o dejarlo para el día siguiente que está muy bueno y nos va a apetecer.
Un pimiento rojo.
Un pimiento verde.
Un pimiento amarillo.
Media cebolla fresca medianita o una pequeña.
1 dl de nata (crema de leche).
Una hojita de laurel.
Una cucharada de tomillo.
1 vaso y medio de caldo de ave.
1 vaso de caldo de carne.
3 cucharadas de vino de Oporto.
Una cucharada colmadita (o cucharada y media) de maicena.
Una cucharadita de levadura.
Un par de cucharadas de mantequilla.
3 cucharadas de aceite.
Sal.
Pimienta.
La lista es un pelín larga pero no es demasiado complicado encontrar los ingredientes y es un plato de etiqueta así que hay que currárselo ¿no?
Empezamos por lo menos como dos horas antes de que vayamos a servir porque hace falta preparar el solomillo y los pimientos con antelación. ¿Que hacemos? Lo primero poner a asar en el horno los tres pimientos a temperatura media unos 45 minutos. Hasta que los veamos asados y se les pueda quitar la piel con facilidad.
El solomillo lo cortamos en medallones y los ponemos a macerar en un bol con el caldo de ave, el tomillo, la maicena y la levadura. Deben estar macerando durante al menos una hora, dándoles la vuelta cuando lleven 30 minutos.
Cuando los pimientos estén asados, le retiramos la piel y las semillas. La mitad lo cortaremos en juliana y los reservaremos para decorar. La otra mitad, la picamos bien.
Calentamos una cucharada de mantequilla y sofreímos los pimientos picados junto a la cebolla fresca picada también muy finita. En unos minutos agregamos el vino y dejamos cocer hasta que reduzca a la mitad. Regaremos con el caldo de carne y dejamos reducir nuevamente.
Rectificamos de sal y trituramos en la batidora. Colamos y mezclamos en un cazo con la nata (crema de leche). Ya tenemos la salsa de tres pimientos, reservamos para emplatar.
Calentamos por otra parte la mantequilla con un poco de aceite y freímos por los dos lados los medallones de solomillo previamente salpimentados.
Disponemos los solomillos en una fuente para servir, cubriéndolos con la salsa y con la juliana de pimientos.
Casi me atrevo a garantizar que repetiréis si os animáis a prepararlo. ¿Qué os parece? ¿Nos animamos para el día 14 de febrero?