En casa me han pedido que les haga un solomillo Wellington, seguro que lo conocéis porque últimamente no paran de cocinarlo en diversos programas de televisión. Perdonad si la receta os sale hasta en la sopa, pero quería publicarla y aprovechar la ocasión para hablaros de un ingrediente que suele incorporar este plato: el foie gras.
En realidad, me gustaría que fuese alguno de esos "programas de cocina" líderes en audiencia, quienes explicasen qué es y cómo se obtiene dicho producto, pero dudo mucho que lo hagan, así que os dejo algunas notas.
El foie gras (en francés, hígado graso) es un alimento que consiste en una pasta elaborada con el hígado hipertrofiado de algunos animales, especialmente de pato, oca o ganso. Su hígado debe pesar como mínimo 300 gramos, en el caso de los patos, y 400 en el de las ocas. Para conseguir dicho peso se somete a los animales a un proceso de cebado que antecede a su sacrificio.
La mayor parte del foie gras que se oferta en el mercado proviene de aves hacinadas en jaulas, donde no tienen espacio para abrir sus alas. Se las sobrealimenta a través de un tubo metálico de entre 20 y 30 centímetros que va desde la garganta hasta el estómago. Cuando intentan vomitar o liberarse del tubo corren riesgo de axfisiarse o sufrir perforaciones graves. Con frecuencia, padecen enfermedades del sistema digestivo y muchos de los animales agonizan antes de llegar al matadero. No quiero herir la susceptibilidad de nadie, así que no entraré en detalles escabrosos como el corte de pico sin anestesia y otros padecimientos.
Señoras y señores... ¡así se produce el foie! Un alimento gourmet elaborado con el tejido enfermo de animales malsanos y sometidos a tortura. ¡Toda una delicatessen!
Y ahora vamos con la receta, la mía sin foie.
INGREDIENTES:
1 pieza de solomillo de ternera o buey de unos 800 gr
1 o 2 láminas de hojaldre
200 gr de panceta en lonchas finas
300 gr de champiñones frescos
3 chalotas
1 diente de ajo
2 o 3 cucharadas de mostaza
1 huevo batido
aceite de oliva
pimienta recién molida
sal
ELABORACIÓN:
1. Ponemos al fuego una sartén con un chorro de aceite, cuando esté caliente doramos el solomillo por todos los lados. Debe quedar bien sellado para que durante el horneado no suelte líquidos. Reservamos.
2. Lavamos los champiñones con cuidado de no empaparlos demasiado en agua. Inmediatamente los secamos uno a uno con papel absorbente. Los picamos muy finitos junto con las chalotas y el diente de ajo (si lo preferís, podéis utilizar una picadora). En una sartén con un poco de aceite hacemos un sofrito con las verduras, salpimentamos, damos algunas vueltas y reservamos.
3. Sobre nuestro mesado de trabajo colocamos una lámina de papel film. En ella ponemos las lonchas de panceta, extendiéndolas por la superficie hasta que sean sufiecientes para cubrir la pieza de carne. Encima de la panceta distribuímos el sofrito de champiñones que ya debería esta frío. Reservamos.
4. Ahora vamos a salpimentar nuestro solomillo y a embadurnarlo con un poco de mostaza. Yo prefiero no poner demasiada para que no solape los demás sabores, y en concreto, utilizo mostaza a la antigua porque nos gusta más en casa.
5. Una vez que tenemos el solomillo preparado, lo colocaremos sobre la panceta y el sofrito que teníamos reservados. Formamos un rollo ayudándones del papel film y cerramos bien los extremos del mismo, como si fuese un caramelo. Dejamos que repose en la nevera una hora.
6. A continuación, extendemos la lámina de hojaldre en nuestra superficie de trabajo. Quitamos el rollo de la nevera, retiramos el papel film y lo envolvemos con la masa de hojaldre. Como veis, en los ingredientes pongo una o dos láminas de hojaldre, la razón es que dependiendo del grosor de la carne una puede no ser suficiente y a veces hay que poner un trocito más de hojaldre. En mi caso he tenido que añadir un pedacito que quedó disimulado en la parte inferior del rollo. Es conveniente que nos aseguremos de cerrar bien los extremos de la masa.
7. Si nos sobra hojaldre podemos aprovechar para realizar algún tipo de decoración para el plato. Yo hice un enrejado de masa con ayuda de un rodillo especial.
8. Precalentamos el horno a 180º. Mientras pintamos el hojaldre con huevo batido.
9. Horneamos unos 30 minutos a 180º o hasta que el hojaldre esté dorado.
10. Retiramos del horno y dejamos reposar entre 8 y 10 minutos antes cortar nuestro solomillo Wellington.
¡Buen provecho!
Nos vemos en la siguiente publicación, mientras podéis encontrarme en mi página de Facebook , en Google +, Pinterest e Instagram.