La de hoy es otra de esas tantas recetas de “vamos a aprovechar el (poner ingrediente aquí) que si no nos lo comemos pronto lo vamos a tener que tirar”.
Esto nos pasó con una pieza de emperador que compramos ya cortada y que seguramente compramos con hambre. Con mucha hambre. Porque esa pieza pesaba casi medio kilo y supuestamente era para una sola persona. En un principio me dijeron de ponerlo entero en la plancha. Menos mal que yo puse razón en el asunto y en cuanto vi las dimensiones de ese pedazo de pescado, corté la parte sobrante y la guardé para comerla en otro momento. Pero en el momento en el que lo iba a devolver a la nevera vi que en el envase ponía “pescado descongelado”. Vamos, que no podía volver a congelarlo y, si no quería comer emperador a la plancha para comer y emperador a la plancha para cenar, me las tenía que ingeniar para darle otro aspecto y que por la noche no fuera el mismo pescado que por el mediodía. Un poco como cuando aprovechas el maquillaje de la oficina para salir a tomar unas copas poniéndote un pintalabios más rojo y un rimmel más negro. Pues con el pescado lo mismo. Le dejé unos morritos al emperador… ¡divinos!.
Los ácidos tanto del limón como del vinagre se encargarán de “cocinar” el pescado, así que nadie tenga reparos en comerlo sin pasar por la sarten. Además el vinagre de arroz le da un saborcillo que recuerda bastante al sushi y que hará felices a los sushiadictos anónimos.
Taquitos de emperador marinado
Un filete de emperador de unos 2 dedos de grosor
El zumo de medio limón
El zumo de media naranja
3 cucharadas de vinagre de arroz
1 cucharada de hierbas variadas picadas: salvia, romero, tomillo, perejil… o de finas hierbas
Un pellizco de sal
Cortamos el filete de emperador en taquitos y los ponemos en un recipiente un poco alto, que vayan a quedar cubiertos por el líquido
Hacemos una mezcla con los zumos, el vinagre de arroz, las hierbas y la sal. Agregamos esta mezcla al cuenco donde tenemos el pescado
Tapamos el recipiente y lo dejemos reposar en la nevera, por lo menos, 3 horas
Pasado este tiempo lo podemos servir tal cual, sin cocinar, ya que el propio marinado permite que el pescado se pueda comer sin cocinar Con unas pocas horas de marinado queda de ese color rosado que véis en las fotos, que casi parecen taquitos de jamón dulce (mucho menos glamuroso que el emperador marinado, por favor) pero si lo dejamos más de 12 horas se va el color rosáceo y vuelve a ser del color original. Sólo es un apunte por si a alguien le ocurre, que no se extrañe. A mi me pasó, lo comimos así y casi 24 horas después seguimos vivos, enteros y sin que nos haya crecido ninguna extremidad adicional.
Lo próximo que tengo que intentar son los ahumados caseros. Me da la sensación que el emperador hubiera podido quedar también muy bien. Si alguien me quiere contar cómo hacerlo sin incendiar la casa, le agradeceré eternamente un comentario
¡Hasta pronto!