Esta semana pasada mis padres tuvieron una cena y quedaron en que llevarían el postre. La última vez llevaron un tiramisú que les preparé, y que les encantó a los anfitriones. Por las pistas que le dieron a mi madre, pareció que no les importaría repetir, pero a nosotras no nos apetecía el mismo postre (yo me iba a hacer una porción para mí), así que tiré de biblioteca y me decidí por una tarta que hacía mucho que tenía marcada para hacer, pero que, por un motivo u otro, no me ponía con ella.
El libro en cuestión es este que os pongo, de una colección en la que hay ideas estupendas.
Este en concreto es de recetas con chocolate y la receta que tenía ganas de probar era la de la Tarta Capuchino.
Se trata de una tarta con base de masa quebrada de almendra y cacao con una crema de mascarpone y café y una ganache de chocolate negro al café. Una delicia porque, además, y sorprendentemente, no es demasiado dulce.
Os animo a que os pongáis con ella. Sale riquísima. Solo tenéis que tener en cuenta la manipulación de la masa, que debe estar fría en todo momento o se os pegará a la mesa de trabajo y se romperá.
Vamos con la receta.
Ingredientes para 2 moldes rectangulares de 36 cm o para 8 tartaletas:
Para la masa quebrada de almendra y cacao:
140 gr de mantequilla pomada
1 huevo
100 gr de azúcar
200 gr de harina floja
50 gr de almendra molida
10 gr de cacao desgrasado
1 cucharadita de aroma de vainilla
Para la crema de mascarpone:
250 gr de mascarpone
1 café solo cargado o 1 cucharadita de café soluble en 5 cl de agua
10 gr de azúcar
Para la ganache de chocolate y café:
250 gr de chocolate negro de cobertura
350 ml de nata (crema de leche) para montar
1 cucharadita de café soluble
Preparación de la masa quebrada:
1.- Batimos bien en la batidora el azúcar con la mantequilla hasta que sea una crema suave. Añadimos el huevo y seguimos batiendo.
2.- Pasamos a usar la pala de la batidora y añadimos la almendra molida y la harina tamizada con el cacao a la masa. Amasamos sin batir hasta que tengamos una masa homogénea. Lo podemos hacer también a mano, pero es una masa muy pegajosa.
3.- Envolvemos esta masa con papel film transparente y la dejamos en la nevera un mínimo de 30 minutos (aunque mejor si la dejáis más). Tiene que estar muy fría cuando la vayamos a manipular.
4.- Precalentamos el horno a 180ºC y engrasamos los moldes que vayamos a usar.
5.- Enharinamos un poco la superficie de trabajo y estiramos la masa con el rodillo hasta que tenga un grosor de unos 5 mm.
6.- Estiramos la masa sobre el molde, recortamos los bordes y la pinchamos un poco con un tenedor. Las llevamos al congelador unos 15 minutos.
7.- Colocamos un trozo de papel de horno sobre estas bases y colocamos encima esas legumbres que guardamos para cuando hacemos bases de tarta. Las hornearemos durante 20 minutos. Las sacamos, retiramos el papel y las legumbres, las desmoldamos y las dejamos enfriar sobre una rejilla.
Preparación de la crema de mascarpone:
1.- En un bol batimos bien el mascarpone con el azúcar y el café (opcionalmente, yo lo he hecho, lo cambiamos por licor de café). Reservamos.
Preparación de la ganache de chocolate y café:
1.- Troceamos el chocolate y lo colocamos en un bol de cristal.
2.- En un cazo introducimos 200 ml de la nata (crema de leche) para montar y el café soluble y lo llevamos a ebullición a fuego medio. Cuando hierva, lo vertemos sobre el chocolate troceado y lo dejamos 2 minutos así.
3.- Pasados los 2 minutos removemos el chocolate del centro hacia afuera con el batidor de varillas hasta que sea una ganache fina. Reservamos.
4.- Montamos la nata (crema de leche) restante y la añadimos a la ganache tibia con una lengua de silicona mediante movimientos envolventes. La colocamos en una manga pastelera con una boquilla de estrella grande y la dejamos reposar hasta el momento de montar la tarta.
Montaje:
1.- Sobre la base masa quebrada hacemos una capa de la crema de mascarpone. No tiene que ser demasiado gruesa, más o menos igual de gruesa que la base.
2.- La ganache de chocolate la añadiremos haciendo rosetones con la manga pastelera sobre la crema de mascarpone. Dejaremos en la nevera hasta el momento de servirla.
Está deliciosa. Es un poco trabajosa por la base, que si se os calienta demasiado deberéis volver a enfriar, pero vale la pena. Ha sido un éxito total.
¡Que aproveche!