- 200 gr. de galletas maría.
- 500 ml. de nata (crema de leche) para montar. (Crema para batir).
- 300 gr. de queso crema tipo Philadelphia.
- 80 gr. de mantequilla fundida en un cazo.
- 1 vaso de leche.
- 1 bote de mermelada de arándanos (280 gr).
- 1 sobre de cuajada en polvo.
- 150 gr. de azúcar.
Preparación:
1/ Lo primero que vamos a hacer es preparar la base de nuestra tarta de queso.
Metemos las galletas previamente un poco desmenuzadas por tandas en la picadora de la batidora y las trituramos hasta hacerlas polvo.
2/ Pasamos las galletas ya trituradas a un bol y añadimos la mantequilla que previamente hemos fundido en un cazo.
Mezclamos con las manos hasta conseguir una textura parecida a la arena mojada.
3/ A continuación, cubrimos el fondo del molde con papel vegetal de horno. Volcamos la masa de galletas y la distribuimos por toda la superficie mientras que vamos aplastando un poco con las manos. Para que nos quede una base más compacta y alisada, presionamos con la parte trasera de un vaso. Cuando la tengamos más o menos nivelada, reservamos en el congelador.
4/ Ahora preparamos el relleno de la tarta:
En un cazo echamos la nata (crema de leche) para montar, el vaso de leche, el queso crema y el sobre de cuajada en polvo. Calentamos a fuego medio y batimos con la varilla de silicona hasta que se disuelvan todos los ingredientes y no nos queden grumos. Sin parar de remover en todo momento esperamos a que la mezcla esté caliente y añadimos el azúcar. Continuamos removiendo sin parar.
Cuando arranque a hervir seguimos removiendo 1-2 min más, antes de retirar del fuego.
5/ Acto seguido vertemos el relleno que hicimos sobre la base de galletas del molde que teníamos guardado en el congelador. Previamente antes de verterlo colocamos una cuchara grande para que caiga más despacio y evitar así que se nos estropee la base.
Dejamos que temple a temperatura ambiente y una vez que temple la metemos en el congelador como mínimo 3 o 4 horas antes de añadir la cobertura de mermelada.
6/ Para la cobertura de la tarta utilizamos el bote de mermelada de arándanos.
Como suele venir algo gelatinosa la volcamos en un cazo y la calentamos un poco a fuego suave. Una vez que tenga una textura más líquida, apartamos del fuego, la pasamos por un colador y la volvemos a calentar en un cazo o si queremos no la volvemos a calentar depende si lo queremos más o menos líquido. Dejamos que temple un poco antes de echarla sobre la tarta.
Cuando ya esté templada la añadimos por encima de la tarta hasta cubrir toda la superficie de ésta. Si queremos que la mermelada no quede tan líquida la podemos meter 1-2 horas en la nevera o congelador.
Finalmente la desmoldamos con cuidado y listo, ya tendríamos preparada ésta facilísima tarta que tiene una textura muy suave y cremosa.