San Sebastián es sinónimo de ver y de comer. Ver las bellezas naturales de la ciudad donostiarra como la playa de La Concha, los montes Igeldo y Urgull y recorrer las calles de su casco viejo. Comer la infinidad de pintxos que llenan las barras de los bares. Pero si un secreto guarda esta ciudad es la famosa tarta de queso que desde hace casi una treintena de años se elabora en el restaurante La Viña, en el casco antiguo. Su creador es el propietario de dicho restaurante, Santiago Rivera. La fama de la tarta ha dado la vuelta al mundo. De textura cremosa y con los bordes tostados pero sin pasarse, a primera vista no es una tarta que entre por la vista, pero cuando se prueba, cuando se degusta la cosa cambia totalmente. Y encima se trata de una receta fácil de hacer. Toda una joya que añadir a las muchas bellezas de San Sebastián.
RECETA
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INGREDIENTES (para un molde de 26 cms)
1 Kg de queso de untar tipo Philadelphia
500 ml de nata (crema de leche) líquida con 35% de materia grasa
7 huevos tamaño mediano
Azúcar (300 o 350 g, según vuestro gusto)
30 g de harina común
PREPARACIÓN
Precalentar el horno con calor arriba y abajo a 210 º.
Cortar un trozo de papel de hornear lo suficientemente grande para cubrir la base y los laterales del molde. Mojar el papel bajo el grifo, escurrir y adaptarlo al molde de manera que sobresalga por los laterales.
Con ayuda de unas varillas o Thermomix mezclar el queso y el azúcar hasta que se integren bien.
Añadir los huevos de uno en uno y seguir mezclando.
Incorporar la nata (crema de leche) y mezclar.
Añadir por último la harina tamizada. Mezclarlo todo bien y echarlo en el molde.
Meter en el horno precalentado durante 50 minutos, cuando la superficie esté dorada poner un trozo de papel de aluminio por encima para evitar que se queme. Comprobar pinchando con una brocheta en el centro si está bien cuajado (aunque parezca que está blando, estará ya hecho. El interior tiene que quedar con una textura tipo mousse)
Apagar el horno y dejar la tarta dentro (con la puerta entreabierta) hasta que la tarta esté templada.
Se puede tomar a temperatura ambiente o cubrirla con papel de aluminio y conservar en la nevera hasta el momento de servirla.