A estas alturas no voy a descubrir absolutamente nada nuevo sobre esta maravilla de postre que en teoría es la receta de la tarta de queso que se prepara en el restaurante La Viña de San Sebastián.
La receta ha dado la vuelta al mundo y si buscas en San Google hay mil entradas y mil imágenes de este postre versionado a lo largo y ancho del planeta.
Creo recordar que había leído en algún blog que la compartió que circulaba un vídeo donde el chef del restaurante compartía la receta en una entrevista que le hicieron.
No he buscado el vídeo pero sí que he chafardeado en la página del restaurante y la porción de la tarta cuesta 5 euros (IVA (al 10%) no incluído) Rentable es, no me cabe duda.
Seguramente su versión sea más rica que cualquiera de las que hayamos hecho ninguno de nosotros en casa, pero por ese precio me zampo una entera en la tranquilidad (y seguridad tan importante en los tiempos que corren) del salón de mi casa y hecha por estas manitas.
Soy muy dada a cambiar cosas en las recetas, pero esta la he hecho tal cual, exceso de azúcar incluído.
Y con todas y esas creo que reduje un poco el azúcar. Pero me sigue pareciendo una barbaridad aunque confesaré que no estaba empalagosa pero necesito repetirla con menos cantidad por mi salud mental.
Aún así el postre es de diez.
No cabe duda.
Tanto nos gustó que poco después hice una versión propia (no puedo evitarlo) siguiendo proporciones y forma de cocinado pero con otros ingredientes y un poco menos pecaminosa que un día de estos verá la luz.
¡Paciencia!
Como buena amante de las tartas de queso que soy es un poco inconcebible que no hubiera caído antes porque debo reconocer que me llamaba mucho la atención.
Y ha cumplido expectativas.
Es una tarta cremosa (aunque en otras el interior queda como menos hecho, pero ya se sabe que cada horno es un mundo y que a veces por el miedo a que quede cruda igual la dejamos un poco más cambiando así la textura) que se funde en la boca y la elaboración es bastante sencilla.
Me sorprendió mucho el tema de usar la batidora de brazo.
Siempre he tenido muchísimo cuidado al hacer tartas de queso al mezclar a mano, ingredientes a temperatura ambiente, huevos de uno en uno, batir lo justo para que no se agriete la superficie... unas veces ha salido bien, otras ha habido grietas, las cosas son así.
Así que tenía mis reparos en lo del tema batidora.
Disipados.
Total y absolutamente.
Como muestra esta superficie tan perfecta.
De hecho lo he usado en tartas de queso posteriores y siempre han quedado perfectas.
Sinceramente ahorra mucho tiempo y esfuerzo y compensa si alguna vez me olvido sacar previamente los ingredientes de la nevera para que se atemperen, así que os recomiendo que lo intentéis porque es bastante cómodo.
No puedo añadir mucho más ya que es un postre que se vende solo.
Si la mayoría de los blogs ( y perfiles en redes sociales) se han hecho eco de él por algo será ¿no creéis?
A mí la superficie no se me he quedado tan tostada. Hay algunas versiones que dan la sensación de estar casi quemada, que seguramente no lo esté, pero no acababa de convencerme así que a los 30 minutos de horneado abrí y tapé con papel de aluminio.
Sí, ya sé lo que vais a decirme. Soy la primera que ha dicho mil veces que la puerta del horno no se abre cuando dentro hay una tarta de queso. Que está fatal. Que puede provocar grietas en la superficie. Y un largo blablabla.
Pues la he abierto y ahí la tenéis.
A tener en cuenta que una cosa es tener el aluminio en la mano, abrir, tapar y cerrar en cuestión de segundos y otra muy distinta abrir el horno, irse a por el papel, recrearse colocándolo y cerrar cinco minutos después cuando la temperatura del interior se ha desplomado estrepitosamente.
En fin, que lo del tono de dorado es a cuestión de gustos o a traición de horno, que de todo hay.
Os animo a que si aún no habéis caído en la tentación lo hagáis, que no os vais a arrepentir más que de no haberla preparado mucho antes.
Y ahora ¿quién me acompaña con este trocito?
Ingredientes:
* 1 kilo de queso de untar tipo Philadelphia
* 500 gramos de nata (crema de leche) para montar 35 % m. g.
* 6 huevos talla L
* 350 gramos de azúcar
* 1 cucharada sopera de harina
Elaboración:
1. Ponemos en un bol amplio todos los ingredientes a temperatura ambiente y mezclamos con la batidora para que la mezcla quede homogénea.
2. Forramos un molde de 24-26 centímetros con papel de hornear (lo humedecemos ligeramente y lo secamos, lo que hace que sea muy manejable y se adapte perfectamente) y vertemos la mezcla.
3. Introducimos en el horno precalentado a 210º C y horneamos unos 50 minutos. Es posible que a partir del minuto 30 sea necesario cubrirlo con un papel de aluminio para que no se queme en exceso la superficie
4. Abrimos la puerta, dejamos reposar en el interior unos diez minutos, sacamos y dejamos enfriar por completo sobre una rejilla.
5. Una vez fría tapamos con film transparente y guardamos en la nevera. Mejor de un día para otro.
Personalmente considero que es un postre que gana con el paso del tiempo y el reposo en frío, por lo que es idóneo para prepararlo con antelación en caso de comida o evento.
No es que estén las cosas muy para celebraciones y reuniones.
No voy a entrar en comentar más nada hoy. Me hierve la sangre a ver tanto tonto cercano y lejano.
Podemos decir lo que queramos, pero el problema es más grande de lo que queremos ver, e infinitamente más profundo.
Las imágenes con las que nos bombardean en las noticias desde el domingo no solo son indicio de la mala gestión política a la que estamos sometidos, son signo inequívoco de una mala educación, de una falta total y absoluta de empatía, de concienciación social y de un mirarnos al ombligo que da miedo donde sólo sabemos abrir la boca para decir todos los derechos que tenemos pero no asumimos ni una sola de las responsabilidades.
Aún así me aferro a que es una minoría la que es tan idiota y una mayoría los que tememos por nuestra salud y nuestra vida, pero que los primeros hacen más ruido.
En fin, suerte, que es lo más que puedo desear para que no nos toque el contagio.
Pues para no querer decir nada, he acabado mojándome.
Gracias una semana más por vuestras visitas y vuestro cariño. Nos leemos el jueves próximo.
Manos a la masa y ¡bon appétit!