Queda riquísima y súper cremosa. Yo utilicé 2 tipos de queso en lugar de sólo tipo philadelphia, porque me gusta el toque cremoso del mascarpone, pero eso va en gustos y podéis ponerle todo queso tipo philadelphia.
Ingredientes (molde de unos 20 cm de diámetro):
- 150 gr de galletas tipo digestive trituradas
- 80 gr de mantequilla derretida
- 200 ml de nata (crema de leche) de montar
- 3 hojas de gelatina
- 75 gr de azúcar
- 250 gr de queso tipo philadelphia
- 250 gr de queso mascarpone
- Mermelada de fresa (o la que más os guste)
Preparación:
Lo primero que haremos será triturar las galletas, o bien con una picadora o metiéndolas en una bolsa y pasando un rodillo por encima y mezclarlas con la mantequilla, previamente derretida en el microondas.
Forramos con esa masa un molde desmoldable, al que le habremos forrado la base con papel de hornear y apretamos bien para compactar. Reservamos en la nevera mientras hacemos la crema de queso.
Por otro lado, metemos las hojas de gelatina en agua fría, como mínimo 5 minutos.
Ponemos a calentar la nata (crema de leche) con el azúcar, sin que llegue a hervir. Añadimos la gelatina bien escurrida y mezclamos. Vamos añadiendo el queso, poco a poco y seguimos mezclando bien.
Cuando tengamos una mezcla cremosita, la vertemos sobre la base de galletas y la metemos en la nevera, como mínimo, 3 horas, pero mejor de un día para otro.
Cuando esté bien cuajada, vertemos mermelada por encima, desmoldamos y servimos.