Hoy domingo tuve que improvisar una comida por una incidencia familiar y, al abrir la nevera, vi que tenía una plancha de hojaldre refrigerada, tomates, jamón dulce o de York y queso mozzarella.
Con todos estos ingredientes decidí hacer una tarta salada que ha quedado así de pintona y que se han comido mis chicos sin rechistar. Sólo os puedo decir que estaba muy rica, así que la repetiré.
Si no tenéis queso mozzarella en ese momento también podéis usar queso manchego u otro queso de vuestro agrado que podáis cortar en trozos para alternarlos entre las rodajas de tomate.
Para 8 personas:
1 lámina de hojaldre refrigerado
3 tomates
3 bolas de mozzarella
200 g de jamón dulce o de York
orégano
albahaca seca
sal
aceite de oliva
Se precalienta el horno a 180ºC y mientras se calienta vamos preparando la tarta.
Se desenrolla el hojaldre y se adapta a un molde circular. Se cubre con lonchas de jamón york.
Se van disponiendo acaballadas las rodajas de tomate (cortadas en dos mejor) y alternando con una rodaja de queso.
Una vez terminado el rosetón de queso y tomate se espolvorea con sal y pimienta, orégano y albahaca y se añade un hilo de aceite de oliva por encima.
Se introduce en el horno caliente y se hornea durante 30 minutos aproximadamente, o hasta que se dore el hojaldre y el queso.
Puede soltar un poco de agua de vegetación del tomate que se puede evaporar en el horno, pero si no es así se pone un papel de cocina al sacar la tarta del horno para que absorba ese exceso de liquido.
Se come caliente o templada, a vuestro gusto adornada con unas hojas de albahaca o de rúcola.