Pero hay cosas que conviene saber acerca de ésta bebida, cosas que quizá no todos tengamos claras.
Hace unos días, tuve el placer de asistir a una cata organizada por Vermut Zarro, un vermut de Madrid que lleva muy a gala su condición y nos mostró sus productos en una cata con los cinco sentidos, porque supimos apreciar el color, el olor y el sabor, pero también el tacto de sus botánicos e incluso escuchamos a través del sonido del vermut bien servido. En ese evento se comentaron una serie de cuestiones de interés general para los amantes de las buenas barras, cosas que todos deberíamos saber.
1.- El vermut no es italiano:
No, es un caso similar al del aceite de oliva. Los italianos son los reyes del marketing y el autobombo gastronómico, todo ello combinado con una diáspora y unos matices endogámicos que han provocado que allá donde haya un italiano, otro montara un negocio de importación y exportación de sus productos para hacer negocio y convencer a propios y extraños de que lo suyo es lo mejor, ya sea aceite, vino, embutidos o coches.
La cuestión es que el vermut tiene un origen mediterráneo, probablemente griego, pues los primeros registros documentales que hablan de vinos macerados con hierbas con fines medicinales, son griegos. De hecho, la propia palabra tampoco es italiana, pues deriva de la alemana wermut, que hace referencia al ajenjo, la principal hierba aromática utilizada en la elaboración de ésta bebida.
Lo que ocurrió es que la gran marca italiana que todos conocemos, ósea, Martini, fue reclamada por la numerosa comunidad de emigrantes italianos de Nueva York. Su distribución a lo largo de la Gran Manzana abrió a esta marca el mercado norteamericano y a sus habitantes les permitió conocer esta bebida, que enseguida pasó a formar parte de su modo de vida, especialmente en modo de cóctel.
2.- Todo el vermut, el rojo y el blanco, se elabora a partir de vino blanco.
Efectivamente, el color depende de otros factores, como los tipos de hierbas empleados en su elaboración y, principalmente, del hecho de que en el vermut rojo el azúcar utilizado está en forma de caramelo.
3.- Su sabor amargo lo hace ideal para acompañar algunas comidas que no encuentran maridaje en el vino:
Es bien sabido la dificultad de encontrar maridaje para espárragos, alcachofas y encurtidos más allá de algunos vinos de Jerez, pero lo cierto es que van muy bien con el vermut, que con sus notas amargas proporciona un acompañamiento ideal para estos platos.
Por cierto, es verdad que una aceituna es un gran acompañamiento para el vermut, pero no la sirváis dentro de la bebida, porque cambia el sabor de la misma. Servidla de modo que no toque el líquido tal y como podéis ver en la foto.
Finalmente sólo desearos que disfrutéis de esta antiquísima bebida medicinal elaborada a partir de vino, hierbas aromáticas, azúcar y alcohol y que sabe mucho mejor servida con agua de seltz fría y en buena compañía.