El pollo al horno es una receta que tiene más preparación de la que podemos imaginar. No es simplemente condimentar y esperar a que esté listo, sino que hay algunos trucos que te permitirán dejar la corteza crujiente, la carne jugosa y, en general, un pollo exquisito para compartir con los tuyos.
Y para acompañarlo, qué mejor que unas patatas con alioli o una ensaladilla, de las que todos puedan ir picando algo mientras se termina el almuerzo. Unas cervecitas (con o sin alcohol) y algún refresco, y ya tenemos uno de los momentos más esperados de este verano.
CONSEJOS PARA QUE EL POLLO AL HORNO QUEDE PERFECTO
Pero vamos ya con los consejos de hoy, antes de que se nos caiga la baba a todos. Lo primero es contar con una buena materia prima, un pollo entero de calidad, limpio por dentro y por fuera. Debemos lavarlo un poco con agua para asegurarnos de que no quedan restos de grasas o plumas, y lo secamos bien con papel de cocina. Esto último es importante para evitar que el pollo al horno se cocine a través del asado, no de la cocción.
Rellenar
Hay un truco muy antiguo, que sigue usándose en muchos lugares de España, que es introducir un limón en el pollo para conseguir más jugosidad y sabor. Si queremos que el aroma del limón sea más fuerte, podemos cortarlo en dos mitades o hervirlo un poco y darle un pequeño corte con un cuchillo.Otra de las recomendaciones que puedes encontrar en programas de cocina o libros de receta es, además del limón, rellenar el interior con una cebolla (entera o troceada), chorizo, champiñones…
Condimentar
Esto puede quedar a discreción de cada uno, pero lo único que necesitas para obtener el mejor sabor a pollo es sal y pimienta. Espolvorea todo el interior del pollo para que las pechugas tomen sabor en el horno, pero en el exterior puedes evitar la sal para que no quede muy seco a la hora de cocinarse.Más allá de salpimentarlo, al pollo le podemos agregar otras tantas especias que nos gusten. Pimentón, cúrcuma, chile picado, comino… A estas especias secas le podemos agregar alguna salsa o concentrado, como aceite, cítricos o tomate, kéfir, yogur… Obtendremos así una pasta con la que podemos untar bien todo el pollo, por dentro y por fuera, sin olvidar ningún rincón.
Engrasar la carne
Con un poco de mantequilla puedes conseguir una carne sabrosa y bien jugosa de manera muy sencilla, entre la piel y la carne. Con la manteca a temperatura ambiente, vamos untando todo el pollo con nuestra propia mano, tratando de despegar lo mínimo la piel para que vuelva a quedar sellada al llevar el plato al horno.Como ya hemos comentado en el momento de condimentar el pollo, podremos combinar esta mantequilla con pasta de ajo, sal y pimienta, hierbas, ralladura de limón… Todo lo que se te ocurra para conseguir un sabor único y diferente. Procura formar una mezcla homogénea para que todas las partes reciban la misma cantidad del preparado.
Reposar
Esto es algo que no hace mucha gente, quizás porque empezamos a prepararlo todo con muy poco tiempo de antelación. Cuando ya hayamos condimentado, rellenado y engrasado el pollo; debemos intentar que repose durante, al menos, una o dos horas. Si hace mucho calor, mejor meterlo en la nevera; pero si no, puedes dejarlo a temperatura ambiente para que no absorba frío.Este tiempo permitirá que se vayan mezclando los sabores, y la carne se impregne de los aromas que hayamos utilizado. Así quedará un pollo muy sabroso, y no solo unas notas de color cuando lo probemos. Mientras esperas, puedes hacer uso de las tapas y bebidas que antes hemos mencionado, claro.
Hidratar
Durante el asado en el horno, puede que nuestro pollo empiece a secarse y termine poco jugoso al sacarlo. Para evitar este problema, puedes frotarlo con aceite o caldo (o agua), utilizando tus manos para alcanzar todos los lugares del pollo.Cocinar el pollo
Llega la hora de meterlo en el horno y es importante mantener la temperatura y el tiempo controlados. Como norma general, debemos precalentar el horno a 180º e introducir el pollo cuando se alcance esa temperatura. Después, dejarlo cocinar durante 30 minutos por cada 500 gramos de peso, dándole la vuelta a mitad de cocinado. En caso de estar relleno, incrementamos unos 15 minutos el tiempo total.Un reputado chef, Heston Blumenthal, propone utilizar un sistema de doble cocción para asar el pollo. Primero lo introduce en el horno a 90º durante una hora y media, para después dejarlo reposar 45 minutos a temperatura ambiente y darle un último golpe de calor (a más de 250º) durante 10 minutos.
Estas son unas directrices generales, pues cada horno funciona de manera ligeramente distinta. A lo largo el tiempo habrás ido aprendiendo a ajustar las recetas al tuyo, así que prueba diferentes combinaciones para que quede un pollo al horno perfecto.
Colocarlo en el horno
Aunque no te lo creas, la mayoría de hornos domésticos actuales incluyen una varilla en la que puedes ensartar el pollo y girará como en los asadores tradicionales. Pero muchas personas no lo saben o ni siquiera lo tienen, así que vamos a lo sencillo. Lo colocamos a media altura directamente sobre la rejilla del horno o en una rustidera con rejilla.
De esta forma no estará en contacto con los jugos que suelte, y su piel quedará crujiente. Además, podemos aprovechar esas grasas y recogerlas en una bandeja con verduras o con esas patatas que acompañaremos con alioli en la zona inferior del horno. Así estaremos cocinando también la guarnición, con un poco de agua o vino blanco, y disfrutaremos de una comida estupenda.
Dorar la piel
Para que la piel del pollo quede crujiente, debemos conocer bien nuestro electrodoméstico y tener un poco de práctica. Aun así, tenemos un par de recomendaciones que puedes poner en práctica. Por un lado, como hemos dicho antes, evita la sal por fuera (así no atraerá la humedad y no quedará blanda la piel). Por otro, intenta subir la temperatura en los últimos 10 o 15 minutos de asado, para que consigas ese punto perfecto en la piel.Como has visto, para conseguir un pollo al horno perfecto hay que dedicarle algo de tiempo y tener práctica. Así que ya tienes excusa para invitar a diferentes grupos de amigos y familiares a casa durante el verano: preparar muchos pollos al horno.